Historia de la Arquitectura, François-Auguste Choisy

[Histoire de l’Architecture]. Obra de François-Auguste Choisy (1841-1909), editada en Pa­rís en 1899. Según Choisy, la arquitectura se halla profundamente ligada a la cultu­ra; por ello, su historia es una síntesis de la historia humana. Esto se aplica particu­larmente a los períodos prehistóricos, que se desenvuelven en función del clima y de la forma de vida organizada, siguiendo el progreso de la técnica y adaptándose a los primitivos impulsos hacia lo colosal y hacia las tendencias religiosas. Los elementos de­terminantes de la posición del arte no son tan sólo la técnica, sino también los gustos connaturales a cada pueblo: la forma sin­gular de la columna egipcia no deriva de la función práctica que desempeña, sino de la imitación de la naturaleza y tal- vez de los arraigados ritos religiosos. En los órdenes clásicos, el punto de partida viene dado por la forma y no por la estructura; ésta, en lugar de imponer sus exigencias, se adapta a aquélla. Igualmente, la lentitud con que se desenvuelve el arte egipcio es un testimonio del espíritu tradicionalista de este pueblo.

En la Grecia formada por la invasión dórica, la raza dominante — mon­tañeses que vivieron en Tesalia, lejos del contacto con la refinada civilización orien­tal — impone una arquitectura viril y ruda en la que el estímulo creador parece deri­var de las subdivisiones en pequeños esta­dos independientes y de sus luchas intesti­nas. En comparación con la griega, que es abstracta y armónica, la arquitectura ro­mana aparece esencialmente utilitaria y po­lítica. La arquitectura de las grandes ma­sas cubiertas con bóveda, ligada íntimamen­te al poderío político y a la organización centralista del ejército, cesa con la caída del Imperio, a cuyo sistema se hallaba vincu­lada. Estos mismos principios pueden aplicarse al arte gótico, que tiene su cuna en la Ile-de-France. En efecto, el arte gótico se halla en estrecha dependencia con la formación del poder estatal. Choisy no apa­rece excesivamente inclinado al arte gótico, inquieto y de escasa originalidad: la ojiva se encuentra ya en Armenia y el arbotante no es sino una necesidad impuesta por la audacia constructiva de la arquitectura cluniacense. Sin embargo, admira su lógica: se trata del más impresionante esfuerzo que la lógica haya expresado en el arte.

Desde el comienzo al fin de su evolución, el arte gótico no tiene más que un fin: reducir las masas. Según Choisy, la historia del arte es la historia de las ideas, y como las ideas se transmiten mediante cambios, es en el desenvolvimiento y las orientaciones del tráfico comercial y de las corrientes políticas donde debe buscarse la razón de tales relaciones. Las mismas consideraciones pue­den aplicarse también acerca de las diver­sas corrientes que actúan sobre la formación de las principales orientaciones de la ar­quitectura románica. Una vez más las vías de transmisión estarían constituidas por las mismas corrientes comerciales. La extensa obra de Choisy, de índole tecnicopositivista, está ampliamente documentada en cuanto al desarrollo de la técnica arquitectónica e ilustrada con gráficos axonométricos.

C. Baroni