[History of Great Britain]. Obra del filósofo e historiador escocés David Hume (1711-1776), aparecida en 1754-1761. Teniendo a su disposición la biblioteca de la Facultad de Derecho de Edimburgo, Hume se aplicó con escasa preparación a escribir una historia popular con el objeto de descubrir el proceso gracias al cual, según creía él, había alcanzado la nación su vigente sistema de gobierno liberal; por esto la comenzó en el reinado de Jacobo II, bajo el cual, según él, la Cámara de los Comunes comenzó a levantar la cabeza, iniciando el conflicto entre el privilegio y la prerrogativa. El primer volumen fue casi universalmente reprobado, acusándose al autor de prejuicios contra el régimen liberal entonces en el poder. Aunque no admitiese el origen divino, ni mucho menos el contractual de la institución soberana, reconocía, en gracia del principio utilitario, que el fin de un gobierno es el bien público y que la monarquía debía precisamente a esto su fuerza, y aun concediendo que pudiera justificarse la revuelta contra el soberano, estimaba esta doctrina lo bastante peligrosa para que su difusión fuera inoportuna. Desde este punto de vista juzgaba la revolución contra los Estuardos. Para él las libertades fundamentales de la nación eran «privilegios» más o menos dependientes de la voluntad y de la fuerza de la monarquía, y Carlos II defendió su posición de rey absoluto contra el Parlamento, aunque excediéndose: las libertades conquistadas por el Parlamento, aunque preciosas, habían sido obtenidas con medios reprobables.
Como escéptico, no daba valor a los motivos religiosos profesados por hombres políticos, confundía a todas las sectas con el nombre de «puritanos», «desgraciados fanáticos, enemigos del librepensamiento y de las bellas letras». El segundo volumen, aparecido en 1756, partía de la revolución de 1688 y era menos hostil a los «whigs» (liberales), porque siendo aquella la época en la que habían estado en posesión de sus prerrogativas, Carlos II y Jacobo II se habían mostrado violadores del orden establecido. Los dos volúmenes siguientes, publicados en 1759, versaban, volviendo atrás, sobre el período de los Tudor. También en éstos el autor consideró los actos de Isabel como afirmación de su derecho de prescindir de la aprobación del Parlamento y ejercer una soberanía absoluta, y de esta manera trató los reinados de los soberanos medievales en el período desde Julio César hasta Enrique VII, en los dos volúmenes siguientes, publicados en 1761. En ellos mostró compartir el desprecio de Voltaire por el «bárbaro Medievo», en el que hubiera sido perjudicial toda concesión del soberano que hubiese disminuido sus poderes absolutos. Renunció por fin a llevar su historia hasta 1714, según el plan original. Sin embargo, la obra se había hecho popular, asegurándole no sólo la independencia, sino la holgura. Se le reconoce un lugar eminente entre las obras maestras de género histórico, por la lucidez de la expresión, directa y apropiada, digna y filosóficamente serena. El tono general de la narración es irónico; las frases son tersas, equilibradas y armónicas, y salen una de otra con tal naturalidad que disimulan el esfuerzo del artista, revelado, sin embargo, en las muchas correcciones del manuscrito.
Pero los períodos, leves y fríos, dan la impresión de monotonía, de aridez y de sequedad. Es eminente por otra parte el arte de dramatizar los acontecimientos, disponiendo los hechos de modo que desembocan, como en una gradación, en el vértice propuesto, sin anticipaciones ni divagaciones. Todavía hoy se considera esta Historia de Inglaterra como un modelo de estilo histórico y literario, aunque ya no se recurra a ella para hacer luz sobre la formación de la Inglaterra moderna.
G. Pioli
Su Historia de Inglaterra le hizo más popular todavía que sus ensayos. Como historiador, se le concede el mérito de haber sido el primero en hacer de la Historia algo más que una simple historia guerrera, ya que consideró también las condiciones sodales, las costumbres, la literatura y el arte. (Hoffding)