Historia de Francia Después de la Guerra, Jean Prévost

[Histoire de la France depuis la Guerre]. Libro aparecido en 1932, en el que el joven ensayista Jean Prévost (1901- 1944) se propuso recoger, a grandes rasgos, las vicisitudes de Francia en los catorce años de la postguerra, de 1918 a 1932. Tratándose de hechos contemporáneos, más que una verdadera historia de los aconte­cimientos constituye una historia del espí­ritu público francés durante dicho período y de las grandes corrientes de opinión crea­das por los acontecimientos, y que se han impuesto a éstos en su esfuerzo por modificarlos. Los catorce años estudiados son divididos en tres secciones. Primeramente, «L’esprit de victoire, ses éspérances, son échec» (de 1918 a 1924); es decir, el fin del gobierno personal de Clemenceau, la laboriosa construcción de la paz de Versalles y la reconstrucción de los partidos po­líticos, la formación del bloque nacional, el gobierno de Poincaré y la desordenada y violenta repetición del movimiento de renovación social, por obra de los partidos extremistas.

Sigue «L’expérience et l’échec d’un programme de gauche» (1924-1926); la experiencia del gobierno izquierdista y la crisis financiera de la inflación, hasta el retorno de Poincaré. La última parte, bajo el título «Retour a la routine», a través de las experiencias de Poincaré, Tardieu y otros gobiernos, describe la vuelta y el des­quite de los «conservadores»; no sin que surjan las estériles tentativas del «neocapitalismo» para reconquistar parte del pres­tigio perdido en el campo social, hasta su derrota, señalada por la crisis económica de 1929. No obstante los inevitables defec­tos, la clara visión del escritor ilumina con singular evidencia este difícil e intrincado período de la Historia francesa, la cual se le muestra, con suma frecuencia, caracte­rizada por una serie de errores políticos; en parte, propios de la atmósfera de los tiempos, y en parte estrechamente ligados a la mentalidad de su país. De aquí el sa­bor original del libro, en el que muchas páginas, a pesar de la deliberada serenidad de expresión, alcanzan un tono de aguda y persuasiva requisitoria.

M. Bonfantini