Obra del historiador español Luis Cabrera de Córdoba (1559-1623). El autor, residente en palacio hasta los 23 años como hijo del despensero mayor, volvió al servicio de la casa real después de estar a las órdenes del duque de Osuna, en Nápoles, y de Alejandro Farnesio, en Flandes, realizando así en todo el curso de su vida funciones oficiales. Aunque seguidor de Góngora, lo más de su producción está vinculado a la historiografía: «Relaciones» de los 15 primeros años del reinado de Felipe III — tal vez preparación para otra crónica —, un relato de las alteraciones de Aragón en 1591 — que ha sido publicado con su historia de Felipe II—, un libro De Historia, para entenderla y escribirla (1611) y la obra objeto del presente artículo. Su primera parte (1527-1583), cuya fecha de privilegio y censura es de 1615, se publicó en 1619; la segunda, dada por muchos por perdida, no vio la luz hasta la edición oficial completa de 1876-77. Tiene el «Felipe II Rey de España» — que así tituló el autor la obra — más carácter de biografía que de historia nacional, como ya lo muestra el iniciarla con su nacimiento. Cabrera dice que habiendo sido aquel monarca modelo de reyes, referir su vida equivale a exponer lo que debe ser el gobierno de los pueblos. Las noticias son de desigual valor, muy interesantes y seguras algunas, erróneas o deficientes otras. No faltan documentos apócrifos entre los insertos. Pero lo que empeora sobre todo la obra es la obscuridad y retorcimiento, que hacen en extremo enfadosa su lectura, en vez de lograr el autor la rebuscada elegancia que ansia; es más de lamentar porque se vislumbra a veces una preocupación muy moderna por expresar finos matices y con su afectación sólo consigue dar a las frases un ingrato hermetismo.
B. Sánchez Alonso