[De duobus amantibus historia]. Narración de Eneas Silvio Piccolomini (1405-1464), que fue Sumo Pontífice con el nombre de Pío II. Escrita en 1444, fue luego severamente condenada y repudiada por el autor, y constituye un verdadero modelo de novela humanística.
La acción ocurre en Siena, en los tiempos en que vivió en ella el emperador Segismundo (1432-1433). Uno de los nobles de su séquito, que lleva el clásico nombre de Euríalo, se enamora de Lucrecia, esposa de Menelao de Camilli, la que pronto corresponde a su pasión. La atracción de los corazones y de los sentidos impulsa a los enamorados con fuerza primitiva e irresistible a caer el uno en brazos del otro; pero no llegan a gustar la anhelada copa del placer (la escena del adulterio constituye el punto culminante de la narración) hasta después de haber superado muchos obstáculos y después de un abundante cambio de cartas de sabor ovidiano, impregnadas todas ellas de un tembloroso ardor sensual. Al fin Euríalo, con la complicidad de un amigo llamado Niso, logra, vestido de mozo de cuerda, introducirse en el aposento de Lucrecia, eludiendo la vigilancia del hermano de Menelao, que, naturalmente, lleva también el clásico nombre de Agamenón.
Pero llega la hora fatal de la separación: Euríalo se ve obligado a irse a tierras lejanas, y Lucrecia muere de dolor. Esta catástrofe, que termina trágicamente la Historia de dos amantes, carece de justificación psicológica, con lo que se desvanece también el efecto patético que según la intención del autor debía producir para compensar el sensualismo de la primera y más extensa parte de la obra. Los personajes, psicológicamente considerados, están débilmente caracterizados, apareciendo en la Historia mal fundidos sus dos elementos constitutivos, el sensual y realista y el literario; en algunas partes, el contraste entre el primitivo deseo de los sentidos y ciertas idealizaciones clásico literarias es tan fuerte, que resulta involuntariamente humorístico. En último término, lo más interesante de la novela es el especioso, docto e insistente juego de digresiones y de referencias clásicas, fruto del fervoroso entusiasmo humanista que por entonces privaba.
D. Mattalía
La mejor entre todas, sin duda, es la ardiente novela De duobus amantibus… que está, por otra parte, llena de elementos con frecuencia usados y de genéricas determinaciones de encendida pasión sensual; sin duda, en esta propia genericidad o tipicidad hay que buscar el motivo del gran éxito con que fue acogida y que la acompañó durante mucho tiempo. (B. Croce)
* Entre los muchos arreglos de la novela, es notable una adaptación húngara en verso, hecha por un anónimo de Patak [Eurialusnak és Lukretiának szép históriája], escrita en 1577 y publicada en 1592. Uno de los cortesanos del rey y emperador Segismundo, Gaspar Schlick, tiene en Siena una aventura amorosa con una dama de la ciudad italiana, y Eneas Silvio, que en la novela húngara aparece como uno de los personajes, cuenta esta aventura a petición de un amigo suyo, Marino Sozzini. Su Euríalo (Schlick) se enciende de amor por Lucrecia, mujer de un patricio sienés. Los amantes se entrevistan eludiendo la vigilancia del marido y de la ciudad, en medio de mil peligros. Por fin, Euríalo se ve obligado a dejar la ciudad, y Lucrecia muere de dolor. El anónimo húngaro ha hecho más blandos los encendidos colores de la pasión, atemperando los efectos del amor sensual del Renacimiento; el poema constituye nada menos que la primera aparición en la literatura húngara del amor apasionado; por ello fue atribuido a Valentín Balasa, el gran lírico del siglo XVI (v. Cantos devotos y Cantos de amor). Resulta característica la transposición del tema en verso, realizada seguramente bajo el influjo del carácter poético-trágico de los acontecimientos, o bien por el predominio del verso sobre la prosa en los primeros siglos de la moderna literatura húngara.
G. Hankiss