[Fino a Dogali]. Volumen de ensayos históricos y literarios de Alfredo Oriani (1852-1909), publicado en 1889. Son seis ensayos: «Don Giovanni Verità», «La via Emilia», «Niccolò Machiavelli», «La tragedia», «Dogali», «Ex imo».
En el primero, Oriani examina extensamente el aspecto religioso del Risorgimento. Con la muerte de don Giovanni Verità se presentaba a la reflexión un gran problema religioso: Garibaldi, condenado por el Papa, había sido salvado por un sacerdote, al que no se había osado excomulgar. ¿Por qué? La respuesta a este interrogante da ocasión al autor para trazar con originalidad la disensión política y espiritual entre el Pontificado, universal por su naturaleza, y el Papado, institución eminentemente romana, dui ante el Risorgimento. Este conflicto, don Giovanni Verità supo resolverlo por la acción: «la fórmula buscada en vano por los grandes filósofos cristianos para poner de acuerdo la libertad de pensamiento con el absolutismo de la religión, y la tradición de Roma con la universalidad de la historia, la había encontrado en la sencillez de su propia conciencia, totalmente llena de una idea moral, que reunía, dominándolas, la idea metafísica y la idea histórica». El ensayo «La vía Emilia» es una fantasía histórica, una evocación de los personajes y los acontecimientos que tuvieron por ambiente el paisaje cruzado por la vía construida en 567 por el cónsul M. Emilio Lèpido, destinada a enlazar la frontera natural del Po con Roma, vértice del gran triángulo de la vía Fluminia y Aretina reunidas en Bolonia por la vía Cassia. «Más acá del Po predominaba la constitución civil de los italiotas; más allá la constitución cantonal de los celtas.
Desde entonces, ¡cuántos pueblos, cuántos individuos, cuántos acontecimientos han pasado por la vía Emilia!» Éste es el motivo del ensayo «lleno de melancolía y de sentimiento trágico que muestra — escribió Croce — el afecto poético con que Oriani entiende la historia». El ensayo sobre Maquiavelo parte de la famosa obra de Villari, de la cual se propone ser, a un mismo tiempo, refutación e integración. Indaga la vida y las obras del secretario florentino y desarrolla el concepto de que fue un político infeliz y un hombre de ciencia e historiador sin criterio filosófico ni método exacto. En sus Discursos (v.) falta la idea del progreso, en el Príncipe (v.) la de la moral, en las Historias florentinas (v.) la del derecho. En este aspecto, Guicciardini es incomparablemente superior a él. Pero las faltas y las lagunas del Maquiavelo historiador y filósofo están ventajosamente compensadas por el artista, que es notabilísimo. Si en Maquiavelo se considera sobre todo al artista, sus obras adquieren un carácter totalmente diverso del que les da la tradición erudita. El libro del Príncipe, por ejemplo, «tiene todo el fuego y la improvisación de una obra maestra», es un retrato del siglo XVI, «en cada una de cuyas máximas hay un rasgo». Este ensayo fue diversamente discutido. A Croce, que no aceptó sus conclusiones, le pareció que nadie mejor que Oriani había señalado los «límites de Maquiavelo, o sea, la visión unilateral, y a menudo mezquina, que tuvo de la vida y de la historia». Dogali es un ensayo de gran poder evocador, en el que se celebra el heroísmo de los soldados italianos; en él se propone, además, la justificación histórica e ideal de la empresa africana de Italia.
M. Missiroli