¡Hacia El Oeste!, Charles Kingsley

[Westward Ho!]. No­vela del escritor inglés Charles Kingsley (1819-1875), publicada en 1855. El argumento se desarrolla en torno a la figura de Amyas Leigh, joven de extraordinaria fuerza física, personificación de los ideales éticos ochocentistas de Kingsley. Amyas se embarca, muy joven todavía, en la nave con la cual Drake (1577) dio la vuelta al mundo, y, educado en esta escuela, llega a ser un excelente capitán y un perfecto marino. Parte después para la guerra de Irlanda, donde hace prisionero a don Guz- mán Sotomayor de Soto, el cual, enviado en espera de su rescate a Bidefort a casa del padrino de Amyas, huye en compañía de la más bella muchacha del lugar, Rosa, hija del rico comerciante Sálteme y secre­tamente amada por Amyas y por su her­mano Frank. El anciano padre ofrece a Amyas todos sus bienes con tal de que el honor de Rosa sea vengado. El joven arma una nave y zarpa junto con Frank hacia Venezuela, donde encuentra al español. Después de muchas aventuras, desembarcan de noche en La Guayra y llegan a casa de don Guzmán con la esperanza de po­derse informar acerca de la suerte de Rosa. Sólo que un primo de ellos, el católico Eustaquio, les ha precedido con la espe­ranza de convertir a Rosa al catolicismo y ha delatado su plan a don Guzmán, el cual se había casado con la muchacha respetando sus creencias religiosas.

Los ingleses son, pues, descubiertos y obligados a huir, de­jando sobre el terreno algunos heridos, en­tre los cuales está Frank. Amyas quema la nave y se refugia con los supervivientes en el interior del país, donde el pequeño gru­po de héroes vivirá más de tres años pe­regrinando en busca de fabulosas riquezas e inexistentes ciudades. Se une a ellos una jovencita bellísima, Ayacanoro, hallada en­tre los salvajes de una tribu indígena, la cual se enamora de Amyas y se niega a dejarle. Por fin, después de haber conse­guido apoderarse de una gran cantidad de oro y de una nave española, vuelven a su patria, no antes de haberse enterado de que Frank y Rosa han sido quemados vi­vos por herejes por orden de la Inquisi­ción, mientras Eustaquio, torturado por los remordimientos, se ha hecho jesuíta. El odio de Amyas contra los católicos y los españoles er general y contra don Guzmán en particular, se convierte en frenesí que sólo se aplacará después que, en la famosa batalla naval del Canal de la Mancha con­tra la «Armada» (1588), ha visto, en el fulgor de un rayo que le quita para siem­pre la vista, irse a pique la nave del es­pañol.

El ardoroso ánimo de Kingsley re­bosaba de prejuicios, de manera que este libro (escrito en tiempo de la guerra de Crimea para reavivar la llama del patrio­tismo en sus conciudadanos) se propone ser también una ardiente denuncia contra los métodos y las creencias de la Iglesia de Roma. Prejuicios aparte, el libro es rico en fantasía y su entusiasmo es comunicativo, cualidades que lo colocan en primer tér­mino entre las obras del mismo género y que justifican las muchas traducciones y reimpresiones que se hicieron de él.

L. Krasnik

En ¡Hacia el Oeste! hay una verdadera aunque juvenil poesía, y si bien esta na­rración, históricamente considerada, es en gran parte una mentira, es una mentira extraordinariamente honrada. (Chesterton)