Gormond e Isembart, Anónimo

[Gormont et Isembart]. Cantar de gesta francés en se­ries de octosílabos asonantes, de fines del siglo XI o de principios del XII, del cual nos ha llegado solamente un fragmento. El poema debía cantar las gestas de Isembart (v.), sobrino del rey de Francia, Ludovico. Ultrajado por el rey, que los corte­sanos instigan contra él, Isembart le hace frente con las armas, pero es vencido y debe huir al destierro. Junto al rey sarra­ceno Gormond, abjura de su fe, y desde entonces es conocido por Isembart el Re­negado. Con la ayuda de Gormond, declara la guerra a Ludovico, pero es vencido y poco después muere el sarraceno a manos del propio rey. En la narración, Isembart es tratado con simpatía y piedad como si el poeta hubiese querido atenuar su delito haciéndolo inocente, perseguido y empu­jado a apostatar entre los paganos. El frag­mento que queda narra la batalla final, con una fuerza y una emoción tales que hacen presumir que toda la narración se desarrollaba sobre un plano intensamente épico. Gormond es un valiente y su ad­versario, el rey de Francia, es su digno rival que honra al valeroso enemigo ven­cido. Isembart lucha desesperadamente por su amor propio ofendido, invade Francia y la devasta, pero en el fondo de su corazón desea ser vencido.

Odiado por los france­ses, que ven en él al renegado, odiado por los paganos, que le reprochan el haberles llevado a la derrota y le tachan de traidor, muere en el suelo patrio, compadecido sólo por el poeta e invocando arrepentido el perdón de la Virgen. El cantar de Gor­mond e Isembart puede reconstruirse a tra­vés del resumen que Felipe Mousket hizo en su Crónica rimada (siglo XIII) y a tra­vés de una redacción en verso del siglo XIV, perdida, incluida por Margarita de Joinville en 1415 en la novela Lohier et Mallard, también perdida, pero de la cual tenemos una traducción en prosa alemana, Lother und Maller, del siglo XV. Felipe Mousket añade también que Margot, hija de Gor­mond y esposa de Isembart, después de la muerte de éste se convirtió al cristianismo y entró en un convento. La acción de este cantar de gesta se apoya en un hecho his­tórico: la invasión normanda de 880-881. El poeta recogió la tradición conservada en el monasterio de San Riquier, junto a Amiens, donde aún hoy día un túmulo es señalado como la tumba de Isembart.

C. Cremonesi