[Gockel und Hinkel]. Narración de Clemens Brentano (1778- 1824), editada en 1816. El punto de arranque procede en gran parte de la colección de viejos libros curiosos del autor, como la Alektromantia de Johannes Pretorius, el Libro de los pájaros de Gessner e inclusive el Canto cotidiano (v.) de Prudencio y los Himnos (v.) de San Ambrosio. De esta especie de mosaico de impresiones literarias surgió una pequeña obra maestra de vivacidad y lozanía. A Gockel y Hinkel y a su hija Gackeleia, des9endientes de antigua y noble estirpe, víctimas de la guerra de los Treinta Años que destruyó el castillo de sus antepasados, no les queda ya más que las ruinas del gallinero, donde habitan una gallina y su gallo, Alektreia, símbolo viviente del blasón, voz de la conciencia y bienhechor de la familia. En el pecho de Gockel late aún un noble corazón de caballero antiguo, pero sus empresas han quedado reducidas a preparar trampas a los conejos y liebres y a proteger los débiles ratones.
Del gallinero, por obra y gracia de una piedra preciosa encantada encontrada en el cuello de Alektreia, que se deja sacrificar solemnemente para cederla, Gockel, Hinkel y Gackeleia despiertan en una hermosa mañana en un maravilloso palacio. Pero la imprevisión de Gackeleia, que se deja robar la piedra a cambio de una muñeca, a pesar de la severa prohibición paterna, los hace caer de nuevo en la miseria. La muñeca, sin embargo, tenía a su vez un alma y ésta era un ratoncillo encantado salvado por Gockel que devuelve el servicio recibido encontrando la piedra y asegurando así a la noble y honrada familia una perpetua riqueza. Entre susurros de frondas del bosque, claros de luna, animales que hablan en verso, inocentes pecados de niña, milagros mágicos y fervientes plegarias, va urdiéndose toda la historia. El gallo moralista, los juegos de palabras, el palpitar de la vida en el bosque que resuena con los cantos de los pájaros, le confieren suavidad y calor. En 1838 Brentano la reeditó ampliada en un volumen con ilustraciones del autor y de Kaspar Braun; pero la primera edición continúa siendo la mejor.
G. F. Ajroldi