Giannina y Bernardone, Domenico Cimarosa

[Giannina e Bernardone]. ópera cómica de Domenico Cimarosa (1749-1801), representada en el teatro San Samuel de Venecia en 1781; li­breto de Filippo Livigni.

La música es no­table por la representación de los celos de Bernardone y de la paciencia de Giannina en la justa proporción requerida por la co­media y por el feliz bosquejo de algunos personajes. Cada episodio es una «arietta», advirtiendo que juntamente con la línea vocal, también las armonías instrumentales son agradables y significativas. Realista co­mo buen comediógrafo, observador agudo y narrador elegante, Cimarosa acertaba los temas de un aria o de una escena dando la impresión de algo acabado y definitivo. Te­mas sencillos y pulidos, parecen limados y trabajados, aunque tal vez salieron de pri­mera intención y las galanuras y lindezas parecen formar una sola cosa con las notas esenciales. Algunos son refinados, elegantes y casi mundanos; otros son también ele­gantísimos, conservan todavía todo el aro­ma de la nativa Campania, de la canción y las danzas antiguas, especialmente los de compás de seis por ocho.

Giannina, afec­tuosa y buena, cansada de un marido fasti­diosamente celoso, reacciona con ligereza, lo provoca con gracia, hasta que por fin le hace llorar y desesperarse y suponemos que consigue curarle de sus celos. En tres o cua­tro «ariettas» la psicología de la protago­nista queda fijada. Y el tema de su canción queda grabado en la memoria. Ber­nardone tiene menor cantidad de temas y de arias; pero el tipo ha sido felizmente tratado, tal como uno de los personajes, Francone, lo define: un «figurón», «espan­tapájaros»; una comicidad garbosa y en la voz un no sé qué de melancólico, de te­dioso. También el tipo del galante Francone es típicamente cimarosiano, en las arias, y, especialmente, en la «canción fran­cesa», de una gracia ligera y pegadiza. No hay que buscar profundidad ni elaboración en esta obra; la genial representación de los estados de ánimo y de los caracteres es aquí una virtud suficiente.

F. Della Corte