[Poetischer Trichter]. Tratado de Georg Philipp Harsdórffer (1607- 1658), publicado en 1647. El autor se propone «trasvasar» en la mente del lector, en sólo seis horas, la quintaesencia del saber poético, poniéndole en condiciones, después del necesario aprendizaje, para ejercer el arte y el juicio crítico. Bajo la máscara irónica del charlatán, el patricio de Nüremberg, poeta, erudito y polígrafo (publicó en total unos cincuenta volúmenes), fundador de la primera Arcadia alemana, oculta, sin embargo, una intención más seria: la de rescatar el idioma y la poesía alemana de la esclavitud de la imitación latina, señalando, tras el ejemplo de los marinistas italianos, un horizonte más amplio y más libre. Por este programa declarado, la obra de Harsdórffer, aunque debiendo mucho a la preceptiva antigua y moderna, desde Aristóteles y Horacio a Scalígero, de Ronsard a Heinsius y a los tratadistas italianos y alemanes, ocupa un lugar importante en el complejo cuadro de la poética alemana del siglo XVII. En la teoría, al igual que en el ejercicio del arte, el autor se inspira en el principio del «ut pictura poesis»: la poesía es una «pintura locuaz», y la pintura un «poema silencioso».
Si el pintor representa los aspectos exteriores de las cosas, el poeta ve y retrata de ellas la íntima esencia. Intérprete y heraldo de la Naturaleza, «Naturkündiger», conocedor de sus misterios, que ha aprendido en los libros de la ciencia y en la contemplación del universo, el artífice de la palabra pasa de la sencilla reproducción a la idealización del mundo sensible, hasta llegar a la libre creación de un mundo irreal, donde las formas vistas o soñadas se organizan en armoniosos acordes de luces, de colores y de sonidos. La intuición de las relaciones entre las cosas cercanas y lejanas, entre la materia y la idea, que se expresa en las imágenes, en el lenguaje metafórico, en los símbolos y en las alegorías, es el alma de la poesía, que, en esta sutil y aventurera búsqueda de acordes y discursos, se renueva perennemente. Para alcanzar la perfección, no le basta al poeta el ingenio: hace falta que adquiera, con la continua y meditada lectura de los grandes poetas de la antigüedad y de los tiempos modernos, el seguro dominio del arte de la invención, de la técnica y del lenguaje poético, que, diferente en todo al habla del vulgo, ha de ser culto, noble y armonioso. Entre los géneros literarios el primer lugar le corresponde a la tragedia, puesto que en el caso de los grandes, a los que la Fortuna con asidua alternativa levanta y abate, obscurece el mismo juicio de Dios, que premia a los buenos y castiga a los malos.
El suceso trágico, despertando en nosotros estupor, dolor y piedad, suscita en nuestro interior un benéfico temor. El héroe ha de ser el reflejo de toda virtud superior: traicionado por los amigos, abatido y vejado por los enemigos, debe oponer al dolor y a la misma muerte la invencible fuerza de una gran alma. Es ésta una teoría de lo trágico que corresponde a la visión de los mayores poetas del siglo XVII y concilia el ideal estoico con el ideal cristiano. La tercera parte del libro (más de 400 páginas) contiene un rico e históricamente interesante «thesaurus» de locuciones, metáforas y paráfrasis poéticas. Escrita en un estilo límpido y eficaz, sin flores ni oropeles retóricos, la obra de Harsdórffer queda como un documento importante de aquel fervor de estudios y de investigaciones sobre el idioma y la poesía que caracteriza la época barroca y prepara de lejos el renacimiento alemán del siglo XVIII.
C. Grünanger