Filosofía del Arte, Hippolyte-Adolphe Taine

[Philosophie de Vart]. Obra del historiador francés Hippolyte-Adolphe Taine (1828-1893), publicada en 1865 en París. Comprende un curso de lecciones dadas en la Escuela parisiense de Bellas Artes sobre la naturaleza y produc­ción de las obras de arte. Su punto de par­tida es la constatación de que todos los productos del espíritu humano — y por lo tanto también de las obras de arte — en­cuentran su explicación, lo mismo que las formas naturales, solamente en el ambien­te que los producen. Una pintura, una es­cultura, un poema no se presentan nunca aislados: entran necesariamente dentro del conjunto de la obra de su autor y de la escuela a que éste pertenece, y en último término dependen del estado general del espíritu y de las costumbres, del «clima moral» de la época y de la sociedad en que el artista ha vivido. Partiendo de este prin­cipio y rechazando toda definición apriorística y dogmática de lo bello, la estética no tiene otra finalidad que la de estudiar las obras de arte como hechos y productos, cuyos caracteres y causas es necesario fijar; por este camino debe tender a una com­pleta explicación del desarrollo de todas las formas artísticas de cada época y país, con lo cual se convierte en «una especie de bo­tánica aplicada a las obras humanas». Taine procura precisar sucesivamente cuáles son las cualidades comunes a todas las obras artísticas, llegando a la conclusión de que el objeto de las artes (no solamente de las llamadas de imitación, como la pintura, la escultura y la poesía, sino también la ar­quitectura y la música) es la manifestación de algún carácter esencial de la realidad con más claridad y de una manera más completa que la misma realidad.

Los ca­pítulos siguientes están dedicados a la de­mostración de la teoría del ambiente. Éste no crea los genios, pero determina condi­ciones favorables o contrarias a su desarro­llo según las diferentes clases de talentos artísticos, y origina una selección entre ellos, dejando florecer los unos y oprimien­do o desviando a los demás. Así que el estado general de infelicidad de los hom­bres de la Edad Media después de las in­vasiones y del duro régimen feudal, de las hambres y las pestes, su exaltada sensibi­lidad por el amor místico y caballeresco y la entusiasta adhesión a la concepción cris­tiana del mundo y del más allá que, según Taine, fueron consecuencia de la depresión general de los ánimos, explican el naci­miento de la arquitectura gótica con sus caracteres peculiares y su expansión en Europa. La Filosofía del arte, inspirada en las ideas de Augusto Comte, es el prototipo perfecto de la estética positivista y como a tal tuvo gran predicamento durante muchos años, gracias a la vasta cultura de su autor y a la claridad y brillantez de su exposi­ción. Fundamentada sobre el justo reconoci­miento de las relaciones que se establecen entre el arte, la cultura y la vida social, la teoría de Taine es, empero, del todo in­suficiente para dar razón de la íntima na­turaleza de la actividad artística, pues la concibe de una manera puramente deter­minista, como una acción física, como re­sultado del ambiente, negando así la liber­tad creadora del artista. Bajo el mismo tí­tulo general, Taine volvió a publicar el ensayo en 1882, incluyendo en él La filo­sofía del arte en Italia (v.); Filosofía del arte en los Países Bajos (1868) donde ha­llamos páginas de las más felices del au­tor; Filosofía del arte en Grecia (1869); Del ideal en el arte publicado en 1867, don­de la preocupación moral ya se insinúa en el juicio y en la clasificación de las obras. [Trad. de A. Cebrián (Madrid, 1935-41) y de Fernando Herce (Barcelona. 1946)].

G. A. Dell’Acqua