Filípicas, Alessandro Tassoni

Análoga intención moral e igual título de Filípicas tienen dos discursos políticos del escritor italiano Alessandro Tassoni (1-565-1635), impresos clandestinamente en­tre fines del año 1614 y principios de 1615. La crítica es casi unánime en la atribu­ción de su paternidad a Tassoni, a pesar de que éste, probablemente por miedo a las venganzas, negó con juramento haberlas es­crito. En la primera de estas filípicas, el autor se dirige a los príncipes y señores italianos, de quienes espera que las cruces y los títulos con que España compra su es­clavitud no habrán apagado completamente el ánimo generoso que un día les hizo do­minar el mundo. Les exhorta a no abando­nar a Carlos Manuel I de Saboya, que ha desenvainado su espada contra España para sostener la causa de la libertad y de la dignidad. Por otra parte, no hay que dar fe ni a las amenazas ni a las promesas de España. Vivísima es la pintura de los espa­ñoles, que el autor ve «con su bastón y a pie, sin zapatos» regresar de aquella guerra a la que fueron, arrogantes, con la espe­ranza de hacerse ricos.

Y el discurso ter­mina exhortando a los italianos a oponerse al último esfuerzo de la potencia enemiga y haciendo brillar la esperanza de la su­blevación de Lombardía y Nápoles. En la segunda filípica, el autor, alentado por los recientes éxitos del Duque, continúa con una rápida y sarcástica descripción de Es­paña, con sus tierras desoladas y despo­bladas; y, después de examinar a fondo la posición de Carlos Manuel respecto a ella, para absolverlo de toda mancha de ingra­titud, concluye: «este monstruoso cíclope del imperio español no tiene más ojo que el de Italia, que le da luz». Estos dos dis­cursos (que en la impresión de 1615 iban seguidos de otros cinco de autor descono­cido, semejantes en tema pero muy infe­riores en factura) no son únicamente uno de los documentos más significativos de aquella vasta literatura antiespañola que tuvo su centro en Turín y ecos en toda Italia. Figuran también entre los mejores textos de la oratoria política italiana, cáli­dos y coloridos, no encerrados en los rígidos esquemas de la escolástica, sino desarrollándose sencillamente en los lógicos pasa­jes de un discurso hablado, lleno de mesura y persuasión.

E. C. Valla