Falenas, Joaquim Machado de Assis

[Phalenas]. Libro del poeta brasileño Joaquim Machado de Assis (1839- 1908), publicado en 1870 e incluido después en las obras completas de 1901. Prosiguien­do en su desarrollo interior y artístico, después de la aparición de Crisálidas (v.), el máximo escritor brasileño señala, hasta con el título de la obra, el más alto momento alcanzado en su ascensión hacia una mayor substancialidad temática y una más depu­rada técnica expresiva. Tampoco en esta obra se asemeja a ningún contemporáneo, rivalizando con el gran Gonçalves Diaz, y superándolo en la transparencia formal e intensidad psicológica. En Phalenas se ha consumado ya la evolución de su escepti­cismo; en algún momento se deja dominar por el análisis y la introspección, que dis­minuyen su potencia imaginativa, sin con­seguir empero anularla. Admirable es tam­bién el equilibrio entre estos dos polos opuestos de su naturaleza de poeta, equi­librio que le lleva a una ironía, a veces disimulada y a veces abierta, hacia sí mis­mo y sus propias cosas.

La colección con­tiene poesías notabilísimas: «Cuando ella habla» [«Quando ella fala»], «Flor de juventud» [«Flor de mocidade»], «Pájaros» [«Passaros»], «El gusano» [«O verme»], vi­sión amarga de la vida humana que en vano sueña con las alas de la mariposa; motivo éste muy afín a uno célebre de Goethe (que con Shakespeare y Dante fue muy estudia­do por Machado), al que volverá también en sus novelas; y, en fin, la deliciosa come­dia en versos alejandrinos Una oda de Anacreonte [Una oda de Anacreonte], de forma breve y alada, característica joya del gé­nero irónico sentimental, con típicos matices entre la broma y la gracia, ágilmente reca­mada a la manera setecentista. También esta composición es afín a una obra de Goethe, el juvenil Capricho de enamorados (v.). En él canta al amor, absteniéndose púdicamente de todo abandono: es la mu­jer una criatura que la naturaleza epicúrea quisiera exaltar y la razón filosófica despre­ciar acerbamente; la humanidad del poeta interviene restableciendo el equilibrio para entonar un himno, impregnado de gra­ciosa ironía, a la mujer tal como es, ser lleno de encantos frágiles y por ello más deseados. Y el elogio del amor permanece intacto, porque el amor es la única alegría que, como dice el mismo: «Da y recibe, en el mismo momento».

U. Gallo