[Excitatorium mentís ad Deum].Su autor fue un teólogo valenciano, perteneciente a la Orden de San Agustín. Debió nacer a fines del siglo XIII. En 1336 fue consagrado obispo de Huesca y sucesivamente gobernó las diócesis de Barcelona y Tortosa.
Desempeñó importantes comisiones políticas y murió en 1348. Del Excitatorium mentís ad Deum se conservan, además del original en latín, una traducción castellana, que se cree del siglo XIV, y otra catalana, que parece de principios del XV. El Excitatorio no es obra original. Oliver lo reconoce con simpática sinceridad. Pero «no es cosa superflua —dice— ni impertinente que aquellas cosas que en diversos libros, con gran trabajo y dificultad serían leídas y encontradas, en este pequeño sean puestas y ordenadas arregladamente y bajo debido orden». Bernat Oliver, sin embargo, no sólo se apropió las ideas de los demás, sino también las palabras, siendo uno más de los que han de figurar en la lista de plagiarios medievales. Con todo hay que reconocer que el Excitatorio es obra hecha con habilidad y gracia, y que tiene la fuerza, o el encanto, de las obras con que se ha compuesto, de las cuales hay que señalar en primer lugar las fuentes agustinianas o pseudoagustinianas, y en especial los Soliloquia.
Las traducciones catalana y castellana del Excitatorio son independientes entre sí, y las dos se han hecho directamente sobre el texto latino. La traducción catalana («Els Nostres Clássics», vols. XXII-XXIII, 1929) se impone por la perfección y belleza de su prosa, armoniosa y clara, muy rítmica algunas veces, pero sin contorsiones, elegante, simple y sin abuso de arcaísmos o de latinismos. Esto le da un carácter clásico y la pone a la altura de la mejor prosa catalana del prerrenacimiento.
P. Bohigas