[Gleanings in Europe], Bajo este título están reunidas las narraciones de los viajes y estancias en el viejo continente del escritor americano. Comprenden dos volúmenes sobre Italia, dos sobre Inglaterra y dos sobre otros países de Europa; escritos primeramente en forma de cartas, recibieron la definitiva de libro después del regreso a América del autor.
Éste vino a Europa en 1826, como cónsul americano en Lyon, cargo que ostentó por siete años, durante los cuales, sin embargo, pasó en Lyon tan sólo unas pocas semanas. Vivió muchos años en París, viajó después por alemania, Holanda y Suiza. Cooper fue a Italia en 1828, y pasó el invierno en Florencia. Después del invierno florentino fue por mar a Nápoles pasó el verano en Sorrento, el invierno de 1829-30 en Roma, y la primavera del 1830 en Venecia. A excepción de esta ciudad, Italia, según el autor, no comienza hasta Bolonia; pero sus observaciones sobre lugares y cosas históricas, como sus pensamientos en materia de arte, revelan en Cooper escaso conocimiento de la historia antigua y medieval y una comprensión artística todavía más escasa. Las torres de Bolonia, por ejemplo, le parecen chimeneas de una fábrica de pinturas, y la misma desilusión se repite ante el campanario de Pisa y, en Florencia, ante el de Giotto.
Mayor efecto, en cambio, le producen las bellezas naturales de la península, apreciadas y descritas por él mucho mejor que por otros escritores americanos de su tiempo que escribieron sobre Italia. Cooper siente el hechizo especial del pasado; por esto quiere habitar en palacios históricos, busca los ambientes aristocráticos y desea ser presentado a príncipes y grandes duques. Todo un capítulo de los Gleanings in Italy está dedicado a los napoleónicas que vivían en Florencia, ciudad donde se sentía a sus anchas, y en la cual, según declaración del autor, hubiera pasado de buena gana el resto de su vida.
L. Berti