Epistolario de Meropio Poncio Paulino de Nola (354-431): comprende 51 cartas y es interesante para el conocimiento de la personalidad de su autor, tan discutida en su tiempo.
Las cartas fueron escritas en su mayor parte entre 394 y 413, es decir, que son posteriores a la conversión de Paulino y de ordinario van dirigidas a personas que participaban de sus sentimientos; todas están impregnadas de espíritu ascético y muestran cómo personas que vivían alejadas unas de otras, estaban sin embargo ligadas por la comunidad más absoluta de sentimientos e ideales. Particularmente interesantes son las cartas dirigidas a Sulpicio Severo, amigo de Paulino, que le precedió en la vida ascética; diez, están dirigidas a un sacerdote de Burdeos, Amando, que tomó parte activa en la conversión de Paulino „ cinco al obispo de Burdeos, Delfín, cuatro a San Agustín, etc.
Algunas de estas cartas son muy extensas, constituyendo casi pequeños tratados; por ejemplo, la XII a Amando, sobre la gracia divina, la XXXI a Sulpicio Severo sobre la revelación y la invención de la Cruz, la XVI a San Agustín sobre la Resurrección; casi todas son importantes para la historia del cristianismo y para el conocimiento del pensamiento y la cultura de la época. En cuanto al estilo, se caracteriza por las continuas reminiscencias bíblicas y por los ornatos retóricos a los que el autor, educado en las escuelas de la Galia, no renunció ni aun después de su conversión. Su lectura resulta por ello un poco pesada; fue muy estimado por sus contemporáneos, incluso los ilustres, como San Anselmo y San Jerónimo, el cual lo equipara a Cicerón (ep. 58 y 55).
E. Pasini