[Épitres]. Son doce: las cinco primeras publicadas por Nicolás Boileau (Despréaux) (1636-1711) en 1674, las cuatro siguientes en el 83, las tres últimas en el 98. Modeladas sobre las de Horacio, como las Sátiras (v.), son llanos discursos en verso, sobre el bien de la paz, la locura de los litigantes en el tribunal, el falso pudor, las dulzuras del campo y otros temas tradicionales. Tres están dirigidas a Luis XIV, la primera para recomendarle la paz, la cuarta y la octava para repetirle los mayores elogios. Es magnífica la dirigida a Racine (la séptima), para consolarle por el fracaso de Fedra (v.); muy agradable la undécima, dirigida a su jardinero; pobre la última, de argumento teológico. La novena repite con lúcida energía la fe literaria del autor: la verdad, fundamento único del arte. Pues la literatura es la única pasión viva en él; fuera de ella, queda el buen gusto de la expresión, algunas veces felizmente robusta, pero sin que la avive la frescura aguda de su maestro Horacio.
V. Lugli
Si se buscan en los versos de Boileau únicamente impresiones, se le rendirá justicia. Ha hecho, sin darse cuenta, transposiciones de arte estupendas para su tiempo: ha conseguido con las palabras, con los versos, efectos que ordinariamente se piden al buril o al pincel. Tiene una precisión, un vigor, incluso una finura de trazo que son de maestro… ¿Se trata de poesía? No lo sé… Pero es con seguridad arte y arte grande, por la probidad de la factura sólida y ceñida, por el profundo respeto del modelo, por el amplio y seguro empleo del oficio. (Lanson)