[Essai sur la Métaphysique d’Aristote]. Monografía acerca de la metafísica de Aristóteles del filósofo francés quien la escribió a los veintidós años, para tomar parte en un concurso convocado por la Academia de Ciencias morales y políticas de París, en el que ganó el premio, publicada en 1837-46 en dos volúmenes.
La primera parte del primer volumen está dedicada al examen de la autenticidad y de la historia de la Metafísica (v.) y acepta su autenticidad, pero afirma que está incompleta. La segunda parte del primer volumen consagrada al análisis de la Metafísica, queda reabsorbida en la reconstrucción que hace a continuación el autor del pensamiento de Aristóteles; mientras que el segundo volumen, que expone la historia de la filosofía griega después de Aristóteles requiere hoy una revisión a fondo. La parte más valiosa del Ensayo, la reconstrucción de la Metafísica, fue más tarde resumida, encuadrada en la historia de la filosofía griega, en el bosquejo trazado en la «Conclusión» acerca del estado en que Aristóteles halló la filosofía griega, y sobre los problemas que él intentó resolver, y los que dejó en herencia a la especulación posterior.
La filosofía griega no se había elevado al principio por encima de la idea de la naturaleza; también el platonismo, como el pitagorismo, está de acuerdo en el fondo con la escuela de Elea y con el atomismo de Demócrito, en lo de quitar de la naturaleza la idea de un paso del ser al no ser. Tocaba a Aristóteles, el fundador de la anatomía y de la fisiología comparada, salir del cerco de la abstracción matemática y dialéctica, y remontarse de esta, naturaleza al principio diferente y superior que ella supone, al punto de vista superior de una intuición intelectual, identidad de ser y pensamiento, echando así los cimientos de la metafísica. Aristóteles comprendió que la filosofía tiene por objeto no la idea abstracta de ser, de la existencia, en sentido vago e indefinido, sino el ser propiamente dicho, del cual depende y al cual se refiere toda forma de existencia; y enlaza todas las existencias naturales a una más alta que es el objeto de ellas: acto puro, que contiene todo el ser. La metafísica se convierte así en una teología.
El «Essai» de Ravaisson — escribe Tilgher — ha venido a ser el breviario de generaciones enteras de estudiantes de filosofía…; y educó los espíritus en el espiritualismo finalístico, cuyos mejores frutos fueron los sistemas de Bontroux y de Bergson. «No solamente la obra de Ravaisson es la primera monografía verdaderamente profunda y original escrita en nuestra época acerca del sistema de Aristóteles, sino que — ha dicho Bergson— hoy sigue siendo lo mejor que se ha escrito acerca del pensamiento del Estagirita».
G. Pioli