Poema épico del poeta español cuya primera parte se publicó en Madrid, en 1589, mientras que la segunda permaneció inédita hasta el siglo XIX en que fue publicada en Madrid, 1874. Natural de Alanís, en Sevilla, viajó a Indias, siendo adolescente aún, en busca de fortuna. Peregrinó por distintos lugares de Costa Firme, permaneció cierto tiempo en las pesquerías de perlas de Cubagua y del Golfo de Parias y pasó luego a la Isla de Margarita. Cansado de su vida de aventura, recibió las órdenes sacerdotales en 1559 y obtuvo el beneficiado eclesiástico de Tunja, en 1561.
En esta parroquia dedicó sus ocios al cultivo de las letras profanas. De Castellanos se conocen hasta el presente tres obras, todas de carácter histórico: Elegías de Varones Ilustres de Indias, Historia del Nuevo Reyno de Granada y Discurso del Capitán Francisco Drake. Se le atribuyen, además, otras dos: Historia Indiana y Libro de octavas rimas de la vida, muerte y milagros de San Diego de Abalá, cuyos manuscritos han desaparecido. Versan las obras de Castellanos sobre los principales sucesos de la conquista española en tierras de América, pero principalmente sobre los relacionados con las Antillas, Costa Firme, Nueva Granada y Gobernación de Popayán. Para escribir estas obras, que por su extensión constituyen una monstruosa crónica rimada, que consta de más de ciento cincuenta mil endecasílabos —-rimados unos y sueltos otros —, se sirvió Castellanos de noticias recogidas por él personalmente, durante el discurso de su vida aventurera, y de las relaciones que le dieron sus compañeros acerca de las expediciones en que no tomó parte.
Castellanos extractó, además, páginas de los escritos del fundador de Bogotá, el Licenciado Gonzalo Jiménez de Quesada. El propósito inicial de Castellanos fue escribir una simple crónica en prosa de los sucesos de la Conquista, pero, a instancia de sus amagos, deseosos de que Tierra Firme alcanzase en el beneficiado de Tunja la gloria que a Chile le diera «La Araucana», de Ercilla, versificó la ya iniciada prosa de su obra. Tituló Castellanos su vasto poema Elegías de Varones Ilustres de Indias, nombre no tan impropio, como algunos lo han supuesto, ya que en él narra el autor los sucesos adversos y la trágica muerte de la mayor parte de los conquistadores, a cada uno de los cuales dedica un epitafio en latín y en castellano. Dividió Castellanos su obra en cuatro partes, cada parte en Elegías, y cada Elegía en cantos. La primera parte — única impresa en vida del autor— reseña los cuatro viajes de Colón; la conquista de Puerto Rico, Cuba y Jamaica;- la de las islas cercanas a Tierra Firme (Trinidad, Margarita y Cubagua); las primeras entradas al Orinoco y los desventurados sucesos protagonizados por Pedro de Orsua y el famoso tirano Lope de Aguirre.
La segunda parte refiere los hechos acaecidos en Venezuela, Cabo de la Vela y Santa Marta. La tercera parte narra los sucesos históricos que tienen como teatro a Cartagena, Antioquía y Popayán. Finalmente, la parte cuarta — estructurada en verso libre con algunas octavas reales—, tiene por subtítulo el de Historia del Nuevo Reyno de Granada y abarca los sucesos de Tunja, Santa Fe? Guane y otros lugares del Nuevo Reino, prosiguiéndoles hasta 1592. En esta última parte ofrece el autor una quinta, acerca de los demás pueblos fundados con posterioridad a Santa Fe, Tunja y Vélez, parte que no llegó a escribir, según parece. A pesar de sus defectos, esta obra ofrece un evidente valor histórico.
Desde el punto de vista literario, las Elegías son una obra muy desigual. La primera parte excede a las demás en valor poético. Los versos sueltos en que abundan ya las partes tercera y cuarta, son pura prosa rimada y a la larga llegan a hacerse intolerables. Pero, a pesar de esto, debe abonársele a Castellanos su viva fantasía pintoresca y el arte con que compone algunas de sus narraciones. La lengua, en general, es llana y castiza, no desprovista de cierta ingenuidad, si bien en ocasiones degenera en chocarrera y trivial.
D. Achury Valenzuela