Elahi Name, Farīd ad-Dīn ‘Attār

[Libro divino]. Poema mís­tico persa de Farīd ad-Dīn ‘Attār (siglo XII- XIII), fecundo poeta y biógrafo del sufismo musulmán, formado por una serie de cuen­tos y apólogos, encerrados en un marco unificador: un soberano invita a sus hijos a expresar el deseo de lo que cada uno que­rría poseer. Todos piden bienes mundanos; la hija de las Peris, la magia, la milagrosa copa del rey Gemshid, dentro de la cual se ve reflejado el mundo entero, el agua de vida, el anillo de Salomón, la alquimia. Y el padre les narra numerosas historias, anécdotas, episodios edificantes dirigidos a demostrar la peligrosa vanidad de sus de­seos, y a revelar cómo la más profunda esen­cia de las cosas deseadas es reconocida en un valor espiritual; la hija de las Peris es en realidad el alma, la copa de Gemshid, la inteligencia, el agua de vida es la fe, etc.

Este es el marco, pero el interés y el mé­rito del poema estriban sobre todo en los casi trescientos cuentos, por lo general bre­ves, unidos entre sí por reflexiones y exhor­taciones del narrador-poeta. Desfilan así los acostumbrados tipos y personajes preferidos por esta literatura narrativa y edificante; el derviche y el sultán, el joven amado y la amante, Platón y Alejandro, Cosroe Anusharwan y Mahmüd de Ghazna, Yusuf y Zuleika, Magnún y Leila, y aquellos grandes doctores y místicos del Islam cuyos dichos y hechos milagrosos el mismo ‘Attār nos ha transmitido en su Tadhkirat al-awliyā (v.). El candor incomparable de aquellas biogra­fías está aquí, ciertamente, algo alterado por las exigencias del lenguaje poético retórico tradicional del metro y de la rima, pero, exceptuadas las páginas brillantes en que se describen las bellezas físicas de la persona humana, y en que ‘Attār compite con Niza- mi en acumular imágenes preciosistas y agudezas, el estilo de este poema conserva en general la ingenua frescura y el sincero fervor que hacen tan simpática y también artísticamente viva la figura de ‘Attār. La obra, más que un sistemático tratado doc­trinal, es una continua y amorosa catequesis, una exhortación a elevarse de lo terre­nal a lo eterno presentándonos un cuadro vivacísimo de la espiritualidad musulmana.

F. Gabrieli