[Das Ich und das Es]. Obra del psicoanalista austríaco Sigmund Freud (1856-1939), publicada en 1923. Reanuda las mismas ideas expuestas en Más allá del principio del placer, refiriéndose a diversos hechos dados por la observación psicoanalítica, y tiene más carácter de síntesis que de especulación. Partiendo de la premisa fundamental del psicoanálisis (esto es, de la ciencia que Freud define como psicología tratada como ciencia natural y puesta por él junto a la anatomía, a la fisiología, etc., en cuanto auxiliar de la Medicina), de la división del psíquico en psíquico-consciente y psíquico- inconsciente, y comprobando que en el mismo yo no existen elementos destacados y que con todo no coinciden con la inconsciencia, Freud llega a reconocer en el aparato psíquico la existencia de tres partes estructurales: el «ello», el «yo» y el «super- yo».
El «ello» (designado con la palabra alemana «es», que es una sustantivación del pronombre del género neutro de tercera persona y ha sido introducida en psicoanálisis por Groddeck) no tiene separación neta con el yo: es la fuente primera psíquica impersonal de las manifestaciones instintivas, cuyos efectos el yo percibe sin conocer sus causas; es más, oponiéndoles a veces una defensa automática e inconsciente, hecho éste que permite justamente comprobar la existencia de una parte inconsciente del yo. El yo no es otra cosa sino una parte del ello, que, bajo la influencia del mundo exterior, ha experimentado una particular diferenciación y que, precisamente enriqueciéndose con todas las experiencias que recibe del exterior, intenta someter a su poder al ello, sustituyendo el principio del placer único que afirma su, poder sobre el ello por el principio de la realidad, que constituye una forma evolutiva suya: e imponiendo una transformación a la «libido» del ello por medio de la renuncia a los fines sexuales y la sublimación de los impulsos eróticos; por lo tanto, la evolución del yo va de las percepciones instintivas al dominio de los instintos.
El yo ideal o super-yo surge pur un proceso de diferenciación en el seno del mismo yo; representa las relaciones más estrechas con la herencia arcaica del individuo y al mismo tiempo lo que hay de más elevado en el alma humana. Surge de los esfuerzos que el yo efectúa para rechazar el complejo de Edipo (refiriéndonos al mito griego, Freud define complejo de Edipo la situación psíquica que tiene origen en el varón por el amor hacia la madre y los consiguientes celos hacia el padre, y en la hembra por el amor hacia el padre y la consiguiente rivalidad hacia la madre) y de la sucesiva identificación del niño con sus padres (por lo general con el padre) o con otros modelos, por ejemplo sus preceptores; y se manifiesta principalmente como sentido de culpabilidad, como principio de conciencia moral, y contiene en sí el germen del que han nacido todas las religiones.
Los estudios efectuados en los neuróticos permiten a Freud comprobar la importancia que tiene este estado de tensión existente entre el yo y el super-yo, provocando sentimientos de inferioridad y de culpabilidad que, en caso de histerismo, pueden impulsar al hombre a actos de criminalidad. En el conjunto de la producción freudiana, esta obra figura entre las más significativas y apasionantes. Sus límites consisten, como en todas las obras de Freud, en haber estudiado al hombre sólo en función de un mecanismo psicológico, el cual, aunque sutil, sin embargo se limita a ser en gran parte físico.
L. Fuá