{The Universe around Us] Obra del astrónomo inglés James Jeans (1877-1946), publicada en 1929 y traducida después a varios idiomas. Es un libro que ha despertado gran interés porque constituye un resumen, en lenguaje no matemático, de los resultados de las modernas investigaciones cosmológicas y cosmogónicas.
Está dividido en una introducción y seis capítulos, así titulados: «El estudio de la astronomía», «Exploración del cielo», «Del átomo», «Del tiempo», «Del universo», «Las estrellas» y «Principio y fin». La introducción comienza con la invención del telescopio y los grandes descubrimientos de Galileo, a fin de hacer resaltar su importancia en el progreso de los estudios astronómicos y la inmensidad de las proporciones de espacio y tiempo que éstos ofrecen a la mente humana. La exploración del cielo es una magistral reseña de nuestros conocimientos actuales sobre los planetas, y la extensión y estructura del sistema estelar, explicando claramente los métodos modernos de observación y medida de las distancias. La exploración del átomo constituye una clara divulgación de la física atómica y de su estrecha relación con la astrofísica.
Se estudia la forma en que se puede calcular la edad de la Tierra por los métodos geológicos y mediante los constituyentes radiactivos de ciertas rocas; este estudio es el objeto del capítulo dedicado a la exploración del tiempo, en el que, asimismo, empleando ingeniosos métodos, intenta Jeans deducir la edad del Sol e incluso de las estrellas. En estos capítulos se exponen también diversas teorías sobre la fuente de energía estelar, decidiéndose el autor por la teoría de la aniquilación de la materia. En la exploración del Universo se pone a discusión el origen de los sistemas estelares, como el de la Vía Láctea y las nebulosas extragalácticas, que es atribuido a la formación de condensaciones por la inestabilidad gravitatoria en el caos primordial, cuya densidad era extraordinariamente reducida. Estas condensaciones se supone que fueron masas equivalentes a muchos miles de millones de soles como el nuestro, que por su rotación y recíprocas perturbaciones de marea se convirtieron en masas relativamente pequeñas, que contrayéndose, a su vez, formaron las estrellas.
En el mismo capítulo se habla del origen y desarrollo de los sistemas binarios y múltiples y del origen del sistema solar que, según Jeans, habría tenido lugar por aproximación de una estrella a nuestro Sol y el consiguiente desprendimiento — debido a un flujo de mareas — de los componentes del sistema solar, hace unos dos mil millones de años. Jeans describe la constitución y evolución de las estrellas, basándose en su teoría de las «estrellas líquidas» que, a decir verdad, no es compartida por la mayoría de los astrónomos, sobre todo después de los últimos conocimientos sobre el posible estado de la materia en el seno de las estrellas. En el capítulo final, «Principio y fin», Jeans, dejando volar libremente su imaginación científica, traza un cuadro maravilloso del probable pasado y futuro del Universo.
Juzga que no existe un proceso cíclico mediante el cual sea posible reconstituirlo; el universo material se deshace en radiaciones y alcanza su estado final cuando cada átomo se ha aniquilado y su energía, transformada en energía calorífica, se desprende y se esparce en el espacio. Observando el principio de las cosas, mantiene la idea de que las estrellas de nuestro sistema galáxico tuvieron su origen en una nebulosa espiral, aproximadamente a un mismo tiempo, unos cinco o diez millones de años atrás. Espacio, tiempo y materia deben ser considerados a la vez como un solo sistema, perdiendo su significado toda hipótesis que considere el espacio y el tiempo fuera de la materia. En la hipótesis de Jeans sobre el origen del sistema solar, señala que son poquísimas las probabilidades de que otros lugares del Universo sean adecuados para las formas de vida que nos son conocidas. Respecto a la posible duración de la vida terrestre, predice un larguísimo período dependiente del decreciente poder de radiación del Sol, y estima que la temperatura media de la Tierra en el curso de un millón de años habrá disminuido de un modo general en treinta grados centígrados, lo cual hará difícil la continuación de la vida humana. Esto, a menos que no sucedan antes cataclismos de otra naturaleza en el Sol o en la Tierra.
G. Abetti