El Triunfo del Honor, Alessandro Scarlatti

[Il trionfo dell’onore]. ópera de Alessandro Scarlatti (1660-1725) sobre libreto de Francesco An­tonio Tullio; estrenada en Nápoles en 1719, tres años después del Tigrane, sale de nuevo a la luz en 1938 en una representación pri­vada al aire libre en Londres, en transcrip­ción de G. Dunn, director de la Real Aca­demia de Música, y después es definitiva­mente exhumada en Siena en 1940, en una revisión de Virgilio Mortari. La acción «se finge — dice el libreto — cerca de Pisa», a fines del siglo XVII.

Riccardo Albenori, joven disoluto que ha seducido a Leonora, y el capitán Rodimarte Bombarda, su compa­ñero, marchan de Lucca a Pisa, a casa de un tío de Riccardo, Flaminio, viejo merca­der e impenitente mujeriego. Llega también Leonora, siguiendo el rastro a su seductor; agotada y quebrantada de fatiga, cae al suelo. La socorre y refugia en su casa Cor­nelia, vieja y rica tía de Doralice, otra ena­morada de Riccardo, a quien él tiene el propósito de tratar del mismo modo que a la pobre Leonora. Cuando he aquí que se presenta Erminio, hermano de Leonora, do­blemente ofendido porque Riccardo ha des­honrado a su hermana y ahora amenaza con quitarle a Doralice, de la cual está ena­morado. Después de violentas disputas Er­minio desafía y friere en duelo a Riccardo, el cual, por fin, se arrepiente, implora el perdón de Leonora y se casa con ella. Así, mientras Doralice vuelve a Erminio, el capi­tán Rodimarte se consuela casándose con Rosina, la briosa y astuta criadita de Cor­nelia.

Algunos de los típicos aspectos de la ópera cómica están ya afirmados aquí, en esta construcción tenue e ingenua. Por eso, El triunfo del honor ha quedado histórica­mente como uno de los documentos más importantes de la ópera cómica en su naci­miento. Además, el libretista Tullio (Colantuono Feralintisco, según su nombre acadé­mico) es el primero que escribió comedias para música en lengua italiana, o mejor dicho, en genuina lengua toscana: las come­dias, escribe Toro, empresario del teatro «dei Fiorentini» por aquellos años, han «pa­sado del idioma napolitano al toscano no ya con acciones heroicas y reales, sino con sucesos domésticos y familiares en los cua­les, entre los personajes serios o ridículos, se espera que resulte igualmente agradable la seriedad y la alegría». Revistiendo de notas musicales aquellos versos desaliñados y triviales, Scarlatti ha amenizado todas sus escenas con gracia exquisita, delineando musicalmente los caracteres con mano feliz. Los recitativos son expresivos y coloridos, las arias-solos vivaces y bien construi­das.

La orquesta, basada en los instrumentos de cuerda (sólo en algunos momentos apa­rece un toque de color dado por los de viento), está bien dispuesta y tratada con mano segura,, y constituye el fondo apro­piado para la parte vocal. La grácil voz del clavicémbalo funde armoniosamente su tim­bre con las sonoridades de los instrumentos de cuerda y del oboe.

M. T. Chiesa