El Triunfo de la Sensibilidad, Wolfgang Goethe

[Der Triumph der Empfindlichkeit]. Capri­cho dramático en prosa, en seis actos, de Wolfgang Goethe (1749-1832), estrenado en el teatro de Weimar el 30 de enero de 1778, en ocasión del cumpleaños de la duquesa Augusta.

Este juguete escénico se divide en dos partes: el «capricho dramático» pro­piamente dicho y un «monodrama». El monodrama (forma teatral por entonces bas­tante en boga, en la que sólo recita el pro­tagonista, que es casi siempre una heroína, y los demás personajes, mudos, hacen de simple coro, moviéndose en forma de danza o pantomima con acompañamiento musical) está inspirado en una de las Metamorfo­sis (v.) de Ovidio. Es una lamentación de Proserpina, que siente nostalgia de la luz y de la tierra, a la que responde el inexo­rable veredicto de las Parcas, «que la ve­neran como reina del mundo de las tinie­blas». El monodrama fue escrito expresa­mente para la gran actriz Corona Schróter e incluido, en honor suyo, en el Triunfo de la Sensibilidad. El «capricho dramático» se sitúa en una corte imaginaria, inspirada tal vez en la de Weimar. El rey Andrason se lamenta ante su hermana Feria y sus damiselas de honor, muchachas graciosas y sagaces, de que su esposa Mandanadana ya no le quiere, loca de amor por el prín­cipe Oronaro.

Pero un oráculo le ha pro­nosticado que el día que «un fantasma con­creto sea desencantado por unas manos bellas, y un saco de tela sea provisto de en­trañas, y la esposa remendada se una a su amado bien, la paz y la serenidad volverán al hogar». Nadie acierta a interpretar estas palabras misteriosas, pero todo se aclara cuando llega a la corte de Feria el prín­cipe y su chambelán Merculo. El rey espera que el príncipe se enamore de una de sus damiselas. Pero el príncipe, a pesar de adorar la naturaleza, teme el mínimo soplo de aire, el caer de la lluvia, los insectos, el sol y las tinieblas, y se ha construido una especie de escenario en sus habitacio­nes, donde duerme sobre un prado fingido en un bosque artificial y ha encerrado en una caja el claro de luna, llegando incluso a dedicar su amor a una muñeca que tiene los rasgos y los vestidos de Mandanadana, a la cual dirige las más ardientes frases. Tales extravagancias son reveladas a las curiosas jóvenes cuando éstas creen haber descubierto una intriga amorosa, y Manda­nadana se cura de su pasión sentimental cuando, llevada frente a su doble de estopa, el enamorado príncipe prefiere a la mu­ñeca.

Se cumple así la profecía del oráculo. Las extravagancias del príncipe Oronaro hallan un precedente en aquel episodio de la vida de Lenz que había puesto en con­moción toda la ciudad de Weimar con su extraño y fantástico amor hacia Enriqueta von Waldner. Todo el «capricho» tiene un sentido irónico, dirigido contra el falso sen­timentalismo de los libros entonces en boga, que son representados por las «entrañas» de la muñeca. Con esta sátira fácil y clara, Goethe pretende desarraigar el gusto deplo­rable del público de su tiempo, de la dulzona literatura surgida como imitación de la Nueva Eloísa (v.) y de las novelas ingle­sas, y a poner en guardia contra una falsa interpretación del Werther (v.). El mono- drama de Proserpina fue publicado separa­damente en 1778, estrenándose en 1779, y se representó todavía, con gran pompa y música de Eberwein, en 1815.

G. F. Ajroldi