[Il soldato cristiano]. Obra apologética del jesuíta Antonio Possevino (1534-1611), compuesta en 1569 por orden de Pío V, y reimpresa varias veces durante la Contrarreforma católica. El autor, según afirma una nota editorial, escribió la obra en ocasión del envío de soldados a Carlos IX, rey de Francia, para luchar contra los hugonotes, y más tarde contra los turcos. Es un verdadero manual de honestas costumbres, tanto para el «soldado cristiano» como para los «jefes de ejército católicos».
La dignidad y excelencia son el fin del soldado que lucha por la justa fe; desde su bautismo aprendió a luchar contra el error. La verdad, por la que sabe que puede ofrecer hasta su vida, es incontestable, porque se apoya en Dios. Por ello un verdadero soldado debe tener conciencia de su acción, que no es solamente bélica sino también espiritual, por la buena propaganda que ejerce sobre los espíritus de los mismos infieles y herejes, que se pueden convertir, y sobre los compañeros que parecen vacilar y ceden a la fatiga, semillero de herejía. El capitán general del ejército católico ha de ser un hombre apuesto, maduro aunque’ no anciano, sabio y perspicaz en toda circunstancia; sus buenas costumbres han de ser un estímulo para sus soldados; sus ayudantes han de ser buenos y de confianza, y tienen que contribuir a fortalecer sus nociones de teología y doctrina cristiana. En el ejército los religiosos no toman las armas, sino que predican la obediencia a las leyes morales y divinas. De buenas costumbres, el soldado de Cristo no jura, no hace duelos, no cede a la lujuria; en esto ha de aprender de los mismos ejércitos enemigos, donde la observancia de algunas virtudes naturales llega a ser motivo de triunfo.
Entre los libros, podrá leer a los grandes historiadores antiguos, de los que sin embargo Plutarco no siempre carece de errores en la valoración de las pasiones. Tendrá que abandonar las fábulas caballerescas que distraen demasiado y empujan la mente hacia la concupiscencia, como el Amadís (v.). La obra, que contiene también rezos y letanías para el día, es una típica expresión del pensamiento de la Contrarreforma, ya que, como La Razón de Estado (v.) de Botero, deja predominar un interés moralizador y formalmente religioso sobre el mismo examen de los varios problemas tratados.
C. Cordié