Comedia en verso y en tres jornadas, de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) publicada en 1640. La jornada primera, distribuida en 16 escenas desiguales, presenta al marqués de Espinóla reuniendo a sus generales para proponerles el sitio de una de estas dos ciudades: Grave o Bredá. Los jefes de los tercios extranjeros se inclinan por Grave, plaza no tan defendida. Los españoles se duelen de que Espinóla los haya situado en la retaguardia de la marcha sobre Grave. Pero todo se reduce a una estratagema: cuando la guarnición de Bredá ha disminuido, ordena Espinóla un cambio de dirección. Los españoles, en vanguardia, llegan en seguida a las murallas de Bredá. La segunda jornada recoge escenas del interior y extramuros de la plaza: Morgan, el gobernador, obliga a salir del recinto a los viejos y a los niños, estorbo para la resistencia. Afuera, los tercios cercadores planean la destrucción de los refuerzos que Enrique de Nassau promete llevar a Bredá. Al anochecer llegan los capitanes al pie de muralla para galantear a las damas del bando contrario. El cerco llega a impedir todo auxilio, y los sitiados piden parlamentar. A pesar del descontento de la tropa (salvo la española), que desea entrar a saco, Espinóla accede a una rendición condicional del todo humanitaria. Acaba la obra con la pacífica entrega de las llaves de la ciudad. Carece pues la comedia de nudo argumental; ninguna situación anímica tiente trascendencia. Calderón, por boca de sus personajes, da al lector la noticia del cerco histórico, con abundancia de datos técnicos (empleo de las barcas de fuego, composición y mando de las tropas). Falta por otro lado el clima de empresa y comunidad, que lograría Schiller más tarde, en el Wallenstein (v.).
R. Jordana