[Pan Balcer w Brazylji]. Poema épico de Marja Konopnicka (1842-1910), publicado en 1910. Mientras la poesía polaca del período naturalista se expresaba generalmente en poesías de tono mesurado, esta mujer de talento viril seguía, sobre las huellas de Adam Mickiewicz, la epopeya. Y como su sentimiento, así como sus convicciones, la llevaban a tratar de las clases desheredadas, de sus fatigas y sufrimientos, consiguió dar a Polonia, junto con la epopeya nobiliaria de Mickiewicz, un poema épico popular que, aunque no alcance su altura, no queda anulado con la peligrosa comparación. Trabajó en él durante muchos años y empezó a publicar cantos sueltos en la «Biblioteka Warszawska»: la obra, terminada en 1909, comprende seis largos cantos.
Un numeroso grupo de campesinos de las diversas regiones de Polonia dividida, entre los cuales se distingue por su silencio y recogimiento un grupito de Podlasia, emigra al Brasil. En el barco el valor y la esperanza animan a todos los corazones; ni una mortandad de niños, ni los lamentos de las madres, ni un incendio a bordo los desaniman. Sólo la larga espera en los barracones del litoral pesa dolorosamente sobre los emigrados, mientras la fiebre amarilla los diezma. Cuando llega la comisión que ha de asignar lacomisións, desorganizados y enfermos, no saben elegir; así la comitiva es dividida; algunos son enviados a desbrozar la selva virgen, otros a plantaciones de café. La poetisa nos hace seguir las vicisitudes del primer grupo. El desbosque va mal: el trabajo es duro, la nostalgia roe los corazones, la muerte devora rápidamente a sus víctimas. Deciden volver. Pero el regreso por montes y estepas se hace difícil, debido al hambre y la fatiga. Cuando llegan al mar han de trabajar todavía dos años cargando carbón para pagar el pasaje. Finalmente la noticia que llega de Podlasia (la concesión de la libertad religiosa) precipita la decisión, y con el grito «vamos» termina el poema. En la trama bastante tenue, el elemento descriptivo lo es casi todo; la autora consiguió unificar en el relato los tipos más diversos de la antigua Polonia y pinta los casos trágicos con toda la fuerza física y espiritual.
Nadie había reflejado con parecida eficacia el infierno de los pioneros polacos en Brasil y la resistencia de un pueblo sostenido por la fe. Si las descripciones del paisaje brasileño no tienen algunas veces vigor vital, están en cambio llenas de verdadera poesía las evocaciones de la naturaleza polaca, vibrantes de sentimiento y de nostalgia.
C. A. Garosci