El Santo Viaje (Arij Prins)

[Dé Heilige Tocht].

Novela del escritor holandés Arij Prins (1860-1922), publicada en en 1912.

En ésta, que es su única novela, el autor nos habla de una cruzada, que en un momento indeterminado, durante la Edad Media, partió de un país también indeterminado de Europa occidental.

Su personaje central, un caballero del cual no se nos dice el nombre, una noche recibe en su castillo la visita de un peregrino que le exhorta unirse a la cruzada. El caba­llero, que ha llevado una vida de pecado, se niega a ello; pero durante la noche es atormentado por sueños que le inducen a seguir la llamada del peregrino.

El Santo Viaje se convierte en una serie incesante de saqueos, sitios, extorsiones y asesinatos, resultando especialmente dramáticos la entrada en Bizancio y el coloquio con el Empe­rador. Expuestos al hambre, la sed, al sol del desierto y atacados por los sarracenos, los cruza­dos prosiguen fatigosamente su marcha. Un día, el caballero, a quien un ángel se le ha aparecido en sueños, precede al ejército con sus soldados; pero cuando deciden reunirse con él descubren que ha sido exterminado. A pesar de ello, conti­núan la expedición, siendo también atacados y el caballero el primero en caer; con lo cual termina la cruzada antes de alcanzar Jerusalén.

La obra de P. se compone de unos pocos apuntes y narracio­nes breves, reunidos en el volumen Un rey [Een koning, 1897], y de esta novela corta que es una de las obras más originales de la moderna narrativa holandesa. Seguidor, en un principio, del natura­lismo, ya en Un rey desarrolló un estilo personal.

Durante su estancia en París, conoció a los simbo­listas y entabló amistad con Huysmans, que junto con Flaubert se convirtió en uno de sus grandes modelos. Los dos libros de Prins deben colocarse en el ámbito de la corriente neorromántica debido a su predilección por una época pasada y una Edad Media legendaria, y por el interés puesto en la violencia y la brutalidad. La tesis es pesimista; la expedición por la gloría de Dios sólo difunde muerte y terror y posteriores gravámenes sobre las ya castigadas poblaciones. Incluso quien, como el caballero, procede de buena fe por motivos idea­listas, se convierte en un instrumento de la avidez de los poderosos. 

El Santo Viaje es un libro que trata de la imposibilidad de llevar a cabo una empresa ideal, libre de finalidades provechosas, en una sociedad que no sea libre.

Perteneciente al naturalismo en lo que concierne a la concepción determinista de la vida y por el arte de la descrip­ción minuciosa. P. se nos presenta, sin embargo, como un importante innovador estilístico dentro del ámbito de la literatura holandesa.

Para obte­ner la mayor fuerza expresiva y vivacidad descrip­tiva, destruye la sintaxis usual, coloca al principio de la frase las palabras más significativas, substi­tuye el verbo conjugado por el infinitivo más den­so en significado y a menudo prescinde de los verbos auxiliares y los artículos.

En definitiva, toda la novela es un poema en prosa con ritmos yámbicos; sus once capítulos se dividen en cortísi­mos subcapítulos que desempeñan la función de estrofas.

El texto fue revisado infinidad de veces por su propio autor. El lenguaje, extremadamente comprimido, que requiere mucha concentración por parte del lector, ya preludia los experimentos lingüísticos de los expresionistas y los “Vijftigers” (los “Cincuentistas”, experímentalistas holande­ses de los años cincuenta).

La obra provocó asom­bro en la crítica y el público, y aunque siempre se hable de él como de uno de los principales inno­vadores de la prosa holandesa, Prins sigue siendo un autor poco leído y mal conocido.