Novela de costumbres chilenas, escrita por Alberto Blest Gana (1830-1920) y publicada en folletín de La Voz de Chile y en seguida en libro (1863). Cuenta en ella el autor la vida desordenada de un libertino que gusta de seducir mujeres porque aquélla a quien amó de joven le desairó para casarse sin amor. El seductor, Abelardo Manríquez, se hace oficial del ejército y, complicado en la conjura que costó la vida al ministro Diego José Portales (1837), es ajusticiado mientras grita: «¡Adiós, amor, única ambición de mi alma!». El autor se da trazas para diseñar un cuadro completo de las costumbres de ese tiempo, que fue por lo demás el de su niñez, y especialmente para contar la forma en que se divertían los calaveras, mozos tunantes e irrespetuosos, entre quienes cayó Manríquez con tal de aturdirse. La intriga pasional es muy complicada, pero la novela misma se deja leer con agrado merced a la feliz mezcla de escenas risibles que el autor lleva a sus páginas. A pesar de*l mayor mérito psicológico de Martín Rivas (v.), El ideal de un calavera figura en los primeros puestos entre las producciones de Blest Gana.
R. Silva Castro