[Den politiske Kandestober] Comedia en cinco actos del escritor danés Ludwig Holberg (1684-1754), representada por primera vez en Copenhague el 1722, y todavía viva en el repertorio teatral danés. Hermann von Bremen, maestro hojalatero en Hamburgo, descuida la profesión y la familia para leer diarios y libros políticos, discutir y hacer proyectos de gobierno con otros politicastros de su condición, en torno a la mesa de una taberna. En vano la mujer le reprende e interrumpe violentamente en su «Collegium politicum», llegando incluso a vías de hecho. Fiel a la sentencia «Qui nescit simulare nescit regnare», no reacciona, perdido en sus sueños de grandeza. Molestos y divertidos al mismo tiempo por su actitud, algunos nobles y burgueses de la ciudad deciden gastarle una broma, diciéndole que ha sido elegido alcalde.
En su vanidad, Hermann encuentra más que natural el nombramiento, y se dispone a gozar de los honores que le esperan por su nuevo rango. Mientras cambia su nombre por el de von Bremenfeld y piensa en la librea del criado promovido a lacayo para la ocasión; la mujer busca un profesor de francés para la hija y rehúsa recibir a sus viejas amigas. Pero la alegría de Hermann dura poco, y se ve obligado a reconocer bien pronto cuán difícil cosa es el gobernar. Un abogado pretende hablarle en latín, un maestro sombrerero quiere que lea, en la sesión, una larguísima solicitud, al tiempo que otros artesanos exigen se les haga inmediatamente justicia. No faltan tampoco las amenazas y los atentados a la incolumidad personal del nuevo alcalde, tanto que éste, asustado, humillado y desesperado, decide ahorcarse. Pero cuando sabe que todo ha sido una chanza experimenta un gran alivio y apalea de lo lindo a su mujer que se lamenta, advirtiéndole que de ahora en adelante no tiene necesidad de aprender el arte del disimulo, porque se propone dedicarse a su profesión. Su hija Engelke recibe ahora por fin el permiso para casarse con su querido Antonio, hasta entonces despreciado por Hermann. «Cuando un hojalatero llega a alcalde, sucede ni más ni menos lo mismo que cuando un alcalde quiere improvisarse hojalatero».
Esta es la moraleja de la comedia que, por la vivacidad del diálogo y la caracterización de los personajes, está considerada como una de las mejores del teatro holbergiano.
A. Manghi