El Gaitero del Llobregat, Joaquim Rubio i Ors

[Lo Gaiter del Llobregat]. Pseudónimo bajo el cual Joaquim Rubio i Ors (1818-1899) pu­blicó en el Diario de Barcelona, entre 1839 y 1840, diecinueve poesías catalanas; a la vez que título de la «primera de ellas y de los dos volúmenes (Barcelona, 1841 y 1858) en los que recopiló hasta un total de sesenta composiciones líricas y épicas. Llevan estas dos series sendos prefacios que constituyen verdaderos manifiestos del renacimiento li­terario catalán. En el primero, tras una apología de la lengua catalana, Rubio, aun viéndose casi solo en sus aspiraciones y en su empresa, proclama la posibilidad de que Cataluña se cree, con una literatura pro­pia, una independencia espiritual. Diecisiete años después, en su segundo prefacio, com­prueba que su llamamiento, «especie de rebato», ha sido oído y ya son legión los que le acompañan. Los versos del Gaitero, en efecto, habían sido acogidos con admiración, hasta con estupor; su lectura, cuenta un contemporáneo, hacía olvidar los graves acontecimientos de la época. Sin ser de gran vuelo lírico ni tener la energía de los de Aribau, su inmediato precedente, reve­lan un poeta que ha penetrado en su alma hasta lo más puro de sus afectos y ensue­ños y en el idioma hasta «tocar el filón».

Para Rubio, la poesía fue un asunto vital; pero menos de su propia vida que de la de todo el país. El momento era de recupera­ción general y, en opinión de muchos, Ca­taluña podía cooperar eficazmente a ella si en el idioma encontraba de nuevo la for­ma de su personalidad colectiva. De aquí el apostolado de Rubio como poeta. Procedió en él con oportunismo, tenacidad y tacto ejemplares. Trató temas de un romanticis­mo dulce y moderado, que permitiesen al lector sentirse moderno sin alarma; optó por un tipo de lenguaje limpio y noble, pero sin llevar la depuración a un rigor que lo hiciese poco accesible. Si al prin­cipio con el uso del pseudónimo estimuló hábilmente el interés hacia las poesías en lo que por sí mismas representaban, más tarde no desdeñó que su acción y su obra se favoreciesen del prestigio de su posición social como catedrático (en la Universidad de Valladolid de 1847 a 1858, y desde esta fecha en la de Barcelona, de la que fue rector). En 1859 vio realizada su idea de restaurar los Juegos Florales de Barcelona, por la que ya abogaba en el prefacio de 1841. Una edición del Gaiter traducido a catorce lenguas y dialectos, en cuatro tomos (Barcelona, 1888-1889 y 1902), el segundo de ellos prologado por Menéndez Pelayo, con­sagró a Rubio i Ors en su carácter de pa­triarca del Renacimiento catalán.

C. Riba