El Favor Real, Henri de Régnier

[Le bon plaisir]. No­vela de Henri de Régnier (1864-1936), pu­blicada en París en 1902. Se trata de una reconstrucción refinadísima de la vida del siglo XVII francés, en la que el favor del rey es la razón de ser de la vida del noble: este favor es como el rayo de sol, porque sin él no habría más que tinieblas. Esta­mos en 1676. Francia combate contra los ejércitos imperiales en el Mosa y en Flan- des. El mariscal de Manissart sirve devota­mente a su soberano y encuentra en la gue­rra la satisfacción que le niega su intratable mujer y sus relaciones sociales, solazándose entre tanto con una joven amante. Tras encontrar a unos jóvenes durante una de sus marchas hacia el enemigo, averigua que estos jóvenes son hijos de uno de sus antiguos compañeros de francachelas, el se­ñor Pocancy, llamado Anaxidómenes, noble brillante que casó en segundas nupcias con una bellísima italiana. Después de haberle dado dos gemelos, esta italiana desapareció misteriosamente. Con los dos hijos, y con el primogénito, Antoine, comenzó una nue­va vida. Antoine es vivaracho, pero está siempre pensativo, en tanto los gemelos son vulgares y sensuales.

El padre muere trá­gicamente, y el cínico doctor Corvisot insi­núa en el ánimo de Antoine la sospecha de que la muerte, creída accidental, sea de­bida a los hermanastros. Entre tanto, los dos viciosos, desde luego inocentes del delito, reciben del doctor el consejo de huir y los medios para poner en práctica la fuga: de este modo el innoble personaje se hace el dueño de la comarca y se goza en vulgares amoríos. La guerra se hace, en tanto, cada vez más dura: tomada en 1677 por asalto la ciudad de Dortmund, los franceses son a su vez asediados y obligados a soportar una vida muy dura bajo el fuego de la ar­tillería enemiga, la carestía y el descontento de la población flamenca. Por fin quedan liberados con la llegada de nuevas tropas al mando del mariscal Voraille. Con ello el señor de Manissart vuelve a su casa, donde encuentra a su mujer más vieja y difícil que nunca, y a su hija muy crecida. En este punto, la novela, que parecía sobre todo una amplia pintura de género con la campiña flamenca y la evocación de la loca juventud del mariscal y de su compañe­ro Anaxidómenes, se transforma en la bio­grafía de Antoine, que, al regreso de su vida militar trata de hacer fortuna en Pa­rís. Aquí es donde verdaderamente se mues­tra el «bon plaisir», el «favor» que en la corte y en la vida diaria es la fuente de la felicidad o de la desgracia. El encuentro de Antoine con un noble que conoce muy bien el mundo, el señor Collarceaux, explica cómo poco a poco logra el joven conocer la íntima fuente de la corrupción parisien­se. Hay una regla que, según el amigo, es la que todo lo domina: saber agradar. Es necesario agradar siempre. No hay nada que valga como esto. «Es la única manera».

La novela termina con la adoración estática de la corte hacia su ídolo, el rey. Esta re­presentación irónica y pintoresca de la so­ciedad, que giró en torno al Rey Sol, a sus conquistas, a sus esplendores y a sus miserias, continúa en las páginas del apén­dice, como el resumen de las memorias de un tal señor de Collarceaux, al que De Régnier cita como publicadas por su amigo Pierre de Nolhac. Tales páginas hacen sa­ber que Antoine se casará con Victorina Manissart, hija del mariscal, y que, por fin, caerá en desgracia del rey, en tanto que sus atolondrados hermanos terminarán mal. En un rápido resumen de tales Memorias, prosiguen finamente las líneas de la novela, aunque sin fundirse apenas con las líneas generales de la narración. En conjunto, este libro es un espejo malicioso y brillante de la sociedad del Rey Sol y de sus intimida­des, ligadas todas al suspirado «favor».

C. Cordié