El Desdén con el Desdén, Agustín Moreto y Cabaña

Come­dia de Agustín Moreto y Cabaña (1618- 1669). Su acción es como sigue: el conde de Foix y el príncipe de Bearne se enamo­ran de la culta Diana, hija del conde de Barcelona. Lo mismo le ocurre a Carlos, conde de Urgel, quien se propone vencer la indiferencia de aquélla con sus mismas ar­mas, es decir, fingiendo una actitud desde­ñosa y dándole a entender que sus galan­terías son mera cortesía palaciega. Esto hiere la vanidad de la princesa, que in­tenta por todos los medios atraer a Carlos, de quien acaba enamorándose. Con el ob­jeto de darse celos mutuamente, simulan asimismo amor hacia otra dama y otro ga­lán, pero al fin todo se arregla con la boda de ambos. El centro de interés de la obra se halla en el desarrollo del proceso psico­lógico indicado, a través de sus fases suce­sivas de desdén, curiosidad, vanidad, deseo de venganza, celos y amor. Todo ello se halla bien observado y hábilmente resuel­to, pero la lentitud de la acción, interrum­pida a menudo con cultas disquisiciones sobre el amor, resta a la comedia el vi­gor y la movilidad escénica que constitu­yen el máximo atractivo de gran parte de nuestra producción teatral.

Claro está que lo que se ha perdido en fuerza se halla compensado con un tono de gracia elegante y de aristocrática distinción, conseguidas a base de un pulcro y refinado diálogo y de una exquisita ambientación cortesana de salones y jardines, en la que la música desempeña un importante papel; así en la escena donde Diana intenta en vano atraer con deliciosas canciones la atención de Car­los, que resiste gracias a la ayuda de su malicioso criado, el «gracioso» Polilla. Por cuanto hemos dicho y por la ausencia de una fuerte tensión dramática, El desdén con el desdén puede considerarse como una bella comedia de «tono menor», que anun­cia lo que habrá de ser en el siglo si­guiente el estilo rococó. Poco original, co­mo toda la producción de Moreto — pues se le han señalado como fuentes La ven­gadora de las mujeres y Los milagros del desprecio, de Lope de Vega, o Celos con celos se curan, de Tirso —, fue imitada por Moliére en su «comédie-ballet» La princesse d’Elide, y por C. Gozzi en La principessa filosofa.

J. García López