El Descubrimiento del Polo Norte, Robert Edwin Peary

[The North Pole]. Obra del norte­americano Robert Edwin Peary (1856-1920), publicada en 1910, donde se narra la expe­dición de Peary y sus compañeros al Polo. Peary sigue el itinerario descubierto y establecido por todos los exploradores ame­ricanos anteriores (Kane, Hayes, Hall, Greely) y que él mismo ya había recorrido en sus tentativas de 1896-97, 1902 y 1905. Partiendo de Nueva York, con su pequeño buque, el «Roosevelt», el 6 de julio de 1908, fue costeando el Labrador y Groenlandia, y cruzó la bahía de Baffin, llegando el 1 de agosto al cabo de York. De aquí sigue adelante por el estrecho canal entre Groen­landia y la Tierra de Ellesmere y, después de una dura lucha contra los hielos flotan­tes, alcanza el cabo Sheridan, donde, des­embarcando 246 perros y abundantes pro­visiones, se prepara a invernar. El otoño transcurre en la preparación de un gran depósito en el cabo Columbia (el cabo más septentrional de la Tierra de Ellesmere), entrenando a los novatos, dedicándose a ca­zar bueyes almizcleros, focas, osos y morsas.

La larga noche polar transcurre en una tran­quilidad laboriosa, amenazada tan sólo por una peligrosa presión de hielos sobre el buque y la muerte de un gran número de perros. El 15 de febrero de 1909 comienza por fin la expedición con los trineos, com­puesta por varios grupos, destinados a ayu­dar al grupo principal encabezado por el mismo Peary. Muchos percances dificultan el viaje, especialmente un gran canal de agua libre que provoca notables e impre­vistos retrasos; sin embargo, después de mandar regresar a la base a los grupos sub­sidiarios, Peary, con un negro, cuatro es­quimales, cinco trineos y 48 perros, alcan­za por vez primera el Polo Norte, el 6 de abril. Después de un día de permanencia, día dedicado a las observaciones científicas, regresa de un modo extraordinariamente fácil y rápido. La expedición fue, por tan­to, una de las más fáciles y afortunadas y hubo tan .sólo una baja, Marvin, que se ahogó durante el regreso. Particularmente interesantes son, en la historia, la descrip­ción de las cazas, las observaciones sobre la vida de los esquimales, las consideracio­nes sobre el viaje entre los hielos y la vida en la tienda.

P. Gobetti