[Le demi-monde]. Comedia en 5 actos de Alexandre Dumas, hijo (1824-1895), estrenada en 1855. Suzanne, mujer joven y bella que se hace llamar baronesa D’Ange, subiendo de un pasado algo oscuro a una discreta posición social gracias a la protección de un auténtico gran señor, el marqués de Thonnerins, se ha metido en la cabeza que ha de asegurar de un modo definitivo su posición con un matrimonio. Y como su amante, Olivier de Jalin, no quiere casarse con ella, anima la pasión de un joven de excelente familia, Raymond de Nanjac, que, habiendo vivido diez años en África, ignora el pasado de la mujer. Olivier, que llega a ser amigo de Raymond, se siente moralmente obligado a ponerle en guardia; pero Raymond está enamorado, y la suspicacia separa a los dos amigos, que al encontrarse en casa de Suzanne por una intriga urdida por ella contra Olivier, cuyas intenciones ha comprendido, se desafían. Olivier, al regresar del duelo, hace creer a Suzanne que ha matado a Raymond, le revela su amor y la persuade a partir con él. Entonces aparece Raymond, que escuchó toda la conversación: Suzanne está derrotada.
La acción se desarrolla en una sociedad que está por encima de la galantería y por debajo del verdadero gran mundo. Y los personajes secundarios de la comedia son o unas aristócratas arruinadas, como la vizcondesa de Verniéres, o muchachas honestas aunque desequilibradas, como Marcelle de Saucenaux, nieta de la vizcondesa, o aventureras intrigantes y sin escrúpulos, como Valentine de Santis. En medio de esta sociedad de falsas viudas o mujeres separadas, Olivier de Jalin ejerce la censura del hombre íntegro, sin renunciar de todos modos a la fascinación del hombre de mundo. Es el más elegante razonador del teatro de Dumas: basta recordar la célebre metáfora de los melocotones (una cesta donde los frutos parecen todos bellísimos, pero mirándolos bien no hay ni uno que no esté agusanado), con que revela a Raymond las taras de aquel «medio mundo». Magnífica muestra de comedia de costumbres, es la más significativa y sólida obra del autor, aun cuando su romanticismo dé un encanto más vivo a la Dama de las camelias (v.). [Trad. de L. Valdés (Madrid, 1883) y de Rafael Cansinos Assens (Madrid, 1919)].
G. G. Severi
La forma artificial y artificiosa del teatro de tesis de Dumas y los cambios en el orden social, contribuyeron a envejecer el hecho y la palabra. El teatro de Dumas va camino del olvido. (Thibaudet)