Comedia en tres actos y en prosa del dramaturgo español Jacinto Grau (n. en 1877), escrita en 1921. Elíseo Varona es un turbio aventurero que se ha especializado en hacer cotizar su propio encanto viril. Es un Casanova que en lugar de buscar las consecuencias de la aventura galante se contenta con comprometer a las mujeres que han tenido con él un comienzo de abandono para luego hacerles un «chantage». Cree haber encontrado en Alejandra, la bella esposa sin amor de Portales, la acostumbrada fácil presa, pero ésta resulta ser una mujer excepcional. No buscaba al acercarse a Varona la aventura fácil, sino un nuevo compañero para su vida. Ella es la que, planteado el dilema, deja al aventurero, y al intento de chantage por parte de él responde con una serenidad y con una firmeza que mortifica a Varona en todo aquello en que aún puede ser mortificado. El chantage no la arredra: la suma que se le pide para rescatar una carta comprometedora la dará al aventurero como una limosna injuriosa, e incluso, Varona, si quiere podrá conservar la carta. Varona humillado por esta prueba de valentía quema la carta y el dinero. Pasan cinco años.
Alejandra es viuda y tras un tiempo de viudez ejemplar está a punto de casarse con el heredero del marquesado de Lambrines, joven deportista absolutamente impersonal. El marqués de Lambrines tiene alguna falta grave en su pasado y los documentos comprometedores están en manos de Elíseo Varona. Este hecho pone de nuevo cara a cara a Alejandra con el chantajista. La única mujer a quien él teme, la única que en su larga carrera de estafador ha sabido humillarlo, no ha encontrado en los años de su viudez un hombre que la ayude y ante los ojos del marqués padre salvado del deshonor y del marqués hijo celoso, se le entrega sin condiciones. El telón cae sin que el espectador sepa si Varona aceptará la entrega, pero la conclusión de esta comedia, que recuerda las Comedias desagradables de G. B. Shaw, está ya completa en la conversión de Alejandra. Más que una comedia inmoral El caballero Varona es una comedia que a través de un sutil juego de reacciones psicológicas anticipa una nueva concepción moral, la de los valores absolutos dentro de los cuales el hombre, sean cualesquiera sus relaciones con sus semejantes, vale tanto en cuanto es «hombre».
A. R. Ferrarin