Volumen con diecisiete cuentos de Grazia Deledda (1871-1936), publicado en 1933. Dirigiéndose a los niños, la autora logró en estas páginas la mayor eficacia y pureza de estilo. Su escenario es la tierra sarda, poblada de duendes, santos y bandidos; la narración se compenetra con ésta sin desequilibrios del elemento fantástico; en ella se desenvuelve y vive naturalmente. En general son leyendas, como «El pan» que cuenta una vieja hornera, que va por las casas ricas de Nuoro para vigilar la cochura de las «largas y redondas hogazas que tienden a hincharse, a estallar y a quemarse en un momento, y parece que lo hagan por despecho contra la pala que las envuelve y revuelve, y que las golpea como la mano materna sobre las redondas nalgas de los niños malos». Una madrugada, mientras trabaja en casa de la avarísima doña Bárbara, un muchacho, pobre y andrajoso, pide un panecillo tan pequeño como una hostia; y doña Bárbara con las roeduras de la artesa le hace uno pequeñísimo, que al ponerlo en el horno se hincha y se hace grande. Esto se repite muchas veces, sin que doña Bárbara se lo dé al pobrecillo, hasta que el muchacho, que era el niño Jesús, desaparece, y en castigo, todo el pan de la señora se vuelve agrio e incomestible. Otros cuentos, como la «Historia de la Checca», «Mi padrino» o «Mire- 11a», no tienen verdadero argumento, sino que son retratos en que el toque fantástico no aminora la realidad, antes bien, les infunde un gracia singular. En este libro, la precisión plástica y el gusto lírico de la Deledda logran un perfecto y feliz equilibrio.
O. Nemi