[Die Erziehung des Menschengeschlechts’] Obra publicada en 1780. Es la última y más madura de las obras de Lessing, donde el autor condensa en 100 breves párrafos su concepción religiosa, que ya había expuesto poéticamente en Nathan el Sabio (v.) y defendido enérgicamente contra Goeze (v. Anti Goeze). La obra no presenta un carácter sistemático, aunque en general los 100 aforismos se suceden unos tras otros según un orden bastante lógico. La tesis fundamental es que «lo que la educación es para el hombre en particular, la revelación lo es para todo el género humano» (par. 1): educación y revelación son la misma cosa, considerada una en el desarrollo del individuo y la otra en el desarrollo histórico de los pueblos.
Y del mismo modo que la educación no da al hombre nada a que éste no pudiese llegar por sí mismo con su razón, así ocurre también con la revelación. De esta manera vuelve a formularse el principio de la religión natural o deísmo, pero con un giro totalmente nuevo que permite la comprensión positiva de las religiones históricas. Estas son fases sucesivas de la educación divina del género humano (es decir, de la revelación), adecuadas paso a paso al estado de madurez a que la humanidad misma va llegando. Por lo tanto, no se trata de errores, y mucho menos de imposturas, sino de formas imperfectas y progresivamente perfectibles hasta la meta suprema, constituida por la religión racional. En esta educación del género humano ocupa una posición central el «pedagogo» Cristo y el Cristianismo.
El judaismo había educado gradualmente en el monoteísmo a la humanidad, aún en su infancia; Cristo y el Cristianismo representan la educación de la adolescencia del género humano, que en este estadio aprende la inmortalidad del alma como doctrina moral, e incluso como fundamento de la vida moral Pero la educación del género humano no se agota con la segunda edad; queda aún una tercera edad, la edad madura del género humano, la edad de la religión puramente racional, sin Iglesia y sin dogmas, la edad en la cual la virtud es amada y practicada por sí misma. Será la edad del «Nuevo Evangelio Eterno» que desarrollará los elementos ético racionales del Cristianismo, dejando caer su superestructura dogmática: concepción de grandísima importancia porque abre la vía a la especulación ético religiosa de Kant y de toda su escuela.
Como la humanidad, también el hombre en particular debe alcanzar esta gran meta final: por esto Lessing admite, extraña desviación al mito por parte de un espíritu tan lúcido, la inmortalidad del alma y la metempsícosis: el hombre, a través de sucesivas vidas, prosigue, junto con el género humano, su educación. Esta concepción podría explicarse como una afirmación de la unidad real del género humano, que se va educando de generación en generación; o, más de acuerdo con el idealismo ético base de todo el pensamiento de Lessing, puede explicarse por la necesidad (sentida también por Kant, aunque desde un punto de vista diferente), de que el drama de la educación moral pueda alcanzar su cumplimiento.
G. Preti
Inclinado sobre su jarra de cerveza, rehace el mundo a imagen suya y de su metafísica, bajo la protección de sus trescientos serenísimos señores que llevan todos una estrella sobre el pecho y en la mano un bastón.(Carducci)