Relato del escritor ruso (Aleksandr Sergeevic Puskin, 1799-1837), escrito en 1829. Esta interesante novela versa sobre la dramática historia de un joven, Vladimir Dubrovskij, que, provisto de un alma noble y valiente, se ve obligado por la fatalidad a entregarse a una vida de bandolero. Un rico y dominante señorón, Kirila Petrovic Troekurov, de mente limitada y de instintos autoritarios y crueles, había sido amigo del padre de Vladimir, noble de origen pero pobre. El día en que éste, ofendido por un criado de Kirila, no obtuvo la debida reparación a su honor manchado, la amistad se había transformado en odio y el rico señor, movido por un torpe rencor, había preparado una venganza contra su antiguo compañero.
Valiéndose del obediente servilismo de todos los funcionarios del lugar, Kirila había conseguido adueñarse, con todas las formalidades de la ley, de la pequeña y única posesión de Dubrovskij; éste, por la indignación y el dolor, se había vuelto loco. Su hijo, llamado de San Petersburgo por su vieja y amantísima nodriza, vio morir a su padre entre sus brazos y, poco después, penetrar a los oficiales judiciales en su casa. El profundo dolor y el odio para con el enemigo de su padre y para todo el sistema de la sociedad, que permite todo abuso a quien es rico y poderoso, le empujan a incendiar su vieja casa y volverse salteador. Desde entonces se dedica a un temerario y caballeresco bandolerismo, logrando escapar siempre a la policía. P
ero la casa de Kirila, que no conoce personalmente al joven, queda inmune de sus ataques, pues Dubrovskij ama a Masa, la hija del señorón, y el amor por ella vuelve sagrado todo cuanto la rodea. Disfrazándose de preceptor consigue entrar en la casa y la muchacha, linda y romántica, corresponde a su amor. Descubierto, tiene que huir pero antes lo revela todo a su amada y se hace prometer que en caso de peligro ella recurrirá a su ayuda. Y el caso se presenta: Kirila exige que su hija se case con un viejo y rico príncipe; vanas son sus lágrimas que chocan contra la testarudez paterna.
Masa envía a Vladimir la señal convenida, pero, desgraciadamente, llega éste demasiado tarde, cuando el inquebrantable vínculo ya se estrechó. Y Dubrovskij, fracasado también su último sueño de amor, desaparece, refugiándose —según parece — en el extranjero. Como otros cuentos y novelas de Pushkin, no tiene éste un final tajante, queriendo imitar la vida que raramente conoce conclusiones netas. Por el tipo de esquema narrativo y la atmósfera de romántico realismo. Dubrovskij precede a las Historias de Belkin (v.), que Pushkin compondrá dentro de poco. [Trad. española de Félix Diez Mateo (Buenos Aires, 1953)].
G. Aliney