Disertaciones de física animal y vegetal, Lazzaro Spallanzani

[Dissertazioni di física anímale e vegetabile]. Colección de trabajos cien­tíficos ordenada en dos partes o tomos, publicada en Módena el año 1780. La primera parte está dedicada a la digestión de los animales .y se halla dividida en seis disertaciones o capítulos en los que se exponen los experi­mentos sobre la digestión de las gallinas, ánades, palomos, cornejas, ranas, salaman­dras, culebras, víboras, peces, caballos, bue­yes, ovejas, águilas, perros, gatos y el hombre.

La segunda parte está dedicada al estudio de la «generación» (reproducción) y es indudablemente la más importante. Una primera disertación está consagrada a la descripción de la manera de reproducirse algunos anfibios (rana, sapo, salamandra); una segunda a la fecundación artificial del sapo, salamandra, rana y gusano de seda; finalmente, la tercera se dedica a la repro­ducción de algunas especies vegetales. Estas investigaciones que se relacionan con las de la generación espontánea, demuestran hasta qué extremo fue decisiva la contribu­ción de Spallanzani en la argumentación sobre el punto concreto de la necesidad del contacto entre el líquido seminal masculino y el huevo, para que la fecundación de éste tenga lugar.

De este modo destruye la teoría del «aura seminalis», según la cual el des­arrollo del huevo es debido a una especie de vapor que el líquido seminal emanaba, y no al contacto. Spallanzani demuestra asimismo que es suficiente una pequeña porción del líquido seminal para que se efectúe la fecundación, y consigue la fecundación artificial con brillantísimas ex­periencias, adelantándose así a las reali­zaciones de nuestro siglo. Sin embargo, Spallanzani no llegó a reconocer al espermatozoo más que una función estimulante para hacer entrar en acción los gérmenes del futuro organismo, contenidos, por el huevo, en potencia. El error básico de estos trabajos nace de la convicción reformista que le hace admitir que en el huevo se hallan presentes ya todas las partes del in­dividuo y que el líquido seminal no sirve más que para «estimular» el huevo.

E. Baldacci