Los discursos recogidos y publicados de José Martí (1853-1895) constituyen una parte muy reducida de su obra impresa, pues aparecen en un solo volumen en las distintas ediciones que de ella se han hecho. No obstante, esas piezas, únicas que se conservan de su labor tribunicia, permiten apreciar el vigor de su verbo, la riqueza y colorido de su expresión, la fuerza sugestionadora de su palabra. Quien lo conoció y oyó en la tribuna, pudiendo apreciar el valor de su producción, como Rubén Darío, lo llamó «orador sorprendente», diciendo: «Era orador, y orador de grande influencia. Arrastraba muchedumbres con su palabra…».
De los discursos que se conservan, la mayor parte fueron dedicados a enardecer el sentimiento patriótico de los cubanos que radicaban como él en la emigración de New York, Tampa y Cayo Hueso, llamándolos al esfuerzo común gracias al cual se lograría la independencia de la patria. En ellos alentó la fe en el porvenir de Cuba y en la capacidad de los cubanos para gobernarse libremente. Otro grupo de sus discursos está consagrado a países americanos —Venezuela, Centro América, Delegados a la Conferencia Americana— o a figuras de América, como Bolívar y Heredia, e irradia con brillantez inusitada el culto sobresaliente a las tierras y los hombres de este continente que él consideró el de la esperanza humana.
Los discursos de Martí no fueron recogidos en volumen durante su vida, pero casi todos fueron publicados en los diarios de propaganda que se editaban en los Estados Unidos o en folletos que recorrían las emigraciones. Después se incorporaron en distintos volúmenes de la primera edición de sus obras que en 1900 inició Gonzalo de Quesada y Aróstegui, su albacea literario, quien llegó a publicar quince tomos de su edición. Por primera vez fueron publicados en un solo tomo por Néstor Carbonell, en la edición que emprendió en el periódico «La Prensa», apareciendo el primer volumen de ese empeño, con el título En la tribuna, 1918. Un volumen titulado Discursos se publicó en 1923, con un prólogo de Néstor Carbonell sobre «Martí, orador», en la Biblioteca de «El Magazine de la Raza».
En 1925, en la colección de Obras Completas que en Madrid emprendió Alberto Ghiraldo, de la que aparecieron ocho volúmenes, se publican en el VII con el título «Tribunicias» con prólogo del propio Ghiraldo. En 1926 apareció el segundo volumen de una edición de Obras de Martí, que en París iniciaron Ventura García Calderón y Armando Godoy, y que comprende sus Discursos. Este volumen lleva como prefacio un trabajo de Orestes Ferrara, sobre «Martí y la oratoria», que había sido publicado anteriormente en su revista «La reforma social». Al iniciarse, en 1936, por la Editorial Trópico, la edición que puede considerarse como la más completa de las Obras de Martí, bajo la dirección de Gonzalo de Quesada y Miranda, el volumen IX de la sección Cuba, reúne los Discursos revolucionarios, situándose los otros discursos, de carácter americanista y literario, en distintos volúmenes, de acuerdo con la clasificación de materias, a que se sujetaba el plan de su edición. Finalmente, en 1953, la Comisión Nacional Organizadora de los Actos y Ediciones del Centenario de José Martí ha publicado un volumen titulado Colección de Discursos de José Martí que incluye casi la totalidad de sus piezas oratorias tanto políticas como literarias.
F. Lizaso