[Orationes ad Caesarem]. Con esta indicación se reúnen tres discursos dirigidos a César en que se imploraba clemencia para los vencidos partidarios de Pompeyo. Estos tres Discursos forman parte del grupo de los postconsulares (v. Discursos de Cicerón); el orador, después de algunos años de silencio, reanuda en el 46 su actividad oratoria interrumpida durante la guerra civil, y pronuncia tres defensas: la Defensa de Claudio Marcelo (Pro Cl. Marcello), en la que expresa su deseo de que César conceda a Marcelo poder regresar a Roma; la Defensa de Quinto Ligarlo [Pro Q. Ligarlo] , otro pompeyano enemigo obstinado de César y refractario a las órdenes del senado, y la Defensa del rey Deyotaro [Pro rege Deiotaro] inculpado de haber ayudado a Pompeyo y atentado contra la vida de César. Más que ruptura de un ya largo silencio forense, los tres discursos a César han de entenderse como un paréntesis oratorio abierto en plena actividad filosófica; el desinterés que Cicerón ha obtenido por medio de la consoladora y serenadora filosofía, le permite hablar, por encima de los odios de partido, a César, de hombre a hombre, no de adulador a príncipe.
F. Della Corte