[Frühlings Erwachen]. Drama en cinco actos de Frank Wedekind (1864-1918) estrenado en 1891. La acción se desarrolla entre compañeros de escuela, adolescentes, en un ambiente en el que pesa un sexualismo desatado y sombrío, en contraste con la mentalidad farisaica de los profesores; todo ello sobre un fondo de pequeña ciudad provinciana. Melchor, el más puro de ellos, es expulsado de la escuela porque en uno de sus cuadernos se han hallado algunas anotaciones que revelan una precoz experiencia sexual. Mauricio, que le incitó a escribirlas, se suicida poco después, por no haber salido airoso de sus exámenes. Wend, su compañera, que casi inconscientemente se ha entregado a Melchor, muere a consecuencia de las inexpertas prácticas de una vecina. A partir de este momento, el drama, que se desenvolvía en un plano de crudo realismo, cambia completamente de aspecto, adentrándose en una atmósfera sentimental y simbólica, no exenta de artificio. Melchor se dirige al cementerio para suicidarse al claro de luna. Se detiene al ver la sombra de Mauricio, sentado en su propia tumba, que, siempre irónico, como lo fue en vida, le invita a seguirlo. Interviene un sujeto enmascarado, sin duda el poeta mismo, quien con palabras de infinita bondad salva a Melchor. Este singular conjunto de naturalismo y de simbolismo logra salir airoso gracias al maravilloso sentido que posee Wedekind por las inquietudes, errores, éxtasis e incertidumbres de todo este mundo primaveral, en el cual se insertan algunas escenas satíricas de profesores estilizados como marionetas. Los cinco actos se desenvuelven en una sucesión de escenas independientes, de acuerdo con el método del Woyzeck (v.) de Büchner. El fondo es una pequeña ciudad, cuyo ambiente se siente palpitar en torno a todos los acontecimientos. La fuerza de sugestión es innegable. La escena del cementerio demuestra que Wedekind sabe evocar los espíritus, la muerte y el diablo y que, como un caballero legendario, no siente miedo ante nada.
F. Lion