Comedia en cuatro actos de Alejandro Dumas, hijo (1824-1895), estrenada el día 19 de enero de 1885. El joven conde André de Bardannes toma como administrador a un cierto señor Brissot, y como dama de compañía de su hermana, Marthe, a la hija de Brissot, Denise. La señora Thauzette, antiguo amor del conde, le propone el matrimonio de su hijo Fernando con Marthe; pero Bardannes, que conoce los antecedentes poco brillantes del joven, no acepta y en la discusión que ocasiona, deja entrever su secreto: ama a Denise Brissot. La dama, a la cual urge el matrimonio de Fernando por razones económicas, revela entonces a Bardannes que Denise estuvo muy enamorada de su hijo. Atormentado por los celos y las sospechas, Bardannes llama a Fernando y le concede la mano de su hermana con la condición de que él jure por su honor que dirá toda la verdad respecto a sus antiguas relaciones con Denise; Fernando niega con gran aplomo y Bardannes, sin más, pide la joven a sus padres. Pero Denise, que ama y aprecia al conde, tiene el heroico valor de revelar la verdad: ella fue la amante de Fernando, abandonada por él, ya madre de una criatura, muerta de privaciones.
Ahora Fernando debe de reparar la culpa casándose con Denise y, por otra parte, Bárdannes no se sentiría con fuerzas para casarse con una mujer comprometida. Pero su amigo Thouverin, el portavoz del autor, le desaprueba: ¿por qué no casarse con una joven como Denise, capaz de tanto heroísmo y que le ha dado tal prueba de cariño y de estimación? El conde aún titubea, pero en el último momento, cuando Denise está a punto de partir, el amor triunfa generosamente por encima de los prejuicios sociales. En esta obra Dumas proclama la necesidad de redimir de su culpa a la mujer, cuando la causa es, en gran parte, la desgracia. Totalmente distinta de Francillon, La sociedad equívoca y otras comedias de mordaz dialéctica, en Denise la tesis es sostenida por el hecho de imponerse los sentimientos, en escenas altamente dramáticas y de gran efecto teatral, como la de la confesión de Denise y la que se desarrolla entre el padre, que ignoraba su deshonor, y la hija, culpable pero honrada.
G. G. Severi