Melodrama en tres actos de Pietro Metastasio (Pietro Trapassi, 1698-1782), representado con música de Caldara, en Viena, en 1733. Demofoonte, rey del Quersoneso, en Tracia, debe sacrificar cada año una virgen de su pueblo, y pregunta al oráculo de Apolo cuándo acabará este triste tributo; el oráculo contesta: «cuando el inocente usurpador del reino se conozca a sí mismo». El drama llevará a la solución de este enigma. Demofoonte tiene, en efecto, hijas, pero las ha alejado prudentemente para no exponerlas al sorteo fatal; también su ministro Matusio tiene una hija, Dircea, y quiere hacer otro tanto. El rey, airado, condena sin sorteo al sacrificio a Dircea, ignorando que ésta se ha casado secretamente con Timante, su hijo y príncipe heredero (lo cual sería culpa suficiente para una condena capital, por no ser la muchacha de estirpe real). Demofoonte ha destinado por su parte como esposa de Timante, a Creusa, hija de otro rey, la cual es a su vez amada por Querinto, segundo hijo de Demofoonte.
Las singulares decisiones del rey tracio dan lugar al drama, en el que las condenas se alternan con los salvamentos, porque Timante rechaza a Creusa; Creusa se ofende y para vengarse quiere volver a su país y reclamar ayuda de su padre, desdeñando a Querinto. Entretanto, Demofoonte descubre el amor y la boda de Timante y condena a muerte a éste y a Dircea; mas luego los perdona. Pero Matusio, gracias a un documento dejado por su difunta esposa, sabe que Dircea no es hija suya, sino del rey. Por lo tanto, es la mujer y la hermana de Timante. Por fortuna, éste descubre por una revelación del rey, gracias a otro documento de la difunta reina, que no es hijo del rey, sino de Matusio, su ministro. Así es que no es el heredero del trono. Entonces el inocente usurpador se conoce a sí mismo: con estos efectos providenciales, acaba el sacrificio de la virgen; no siendo príncipe, Timante puede casarse con la hija del rey (de la cual tiene ya un hijo); y Demofoonte puede dar Querinto, su verdadero y único hijo, a Creusa, a la que había prometido un príncipe heredero.
La intriga se convierte aquí en el verdadero protagonista del melodrama, en el que el viejo motivo del reconocimiento se explota con todas sus posibilidades espectaculares. Las dos figuras femeninas surgen de la compleja trama con viveza de ballet avivando felizmente este vasto juego teatral.
M. Ferrigni
* La primera partitura musical compuesta sobre el Demofoonte de Metastasio fue la de Antonio Caldara (1670-1736), poniéndose en escena en Viena en 1733. Siguieron muchas más, entre las cuales son dignas de mención las de Leonardo Leo (1694-1744), Romualdo Duni (1709-1775), Gaetano La- tilla (1711-1788), Karl Heinrich Graun (1701-1759), Johann Adolph Hasse (1699-1783). Merece particular mención el Demofoonte de Christoph Willibald Gluck (1714- 1787), representado en Milán en 1742. Esta obra participa todavía del gusto italiano, que le hizo célebre antes de su reforma musical. Tuvo, en cambio, fría acogida en Nápoles, donde fue representada hacia 1770, la obra del mismo nombre de Nicoló Jommelli (1714-1774),* que no es una de sus obras mejores. Con libreto de Metastasio, compusieron también melodramas con el mismo título Nicola Piccinni (1729-1800); Reggio Emilia, 1761; Mattia Vento (1735- 1777), Londres, 1761; Giovanni Paisiello (1740-1816), Venecia, 1773; Francesco Bianchi (1752-1810), Venecia, 1783.
* Luigi Cherubini (1760-1842) compuso un Démophon con letra de Marmontel, que había tomado el argumento de Metastasio. La obra constituyó para el autor una tentativa interesante desde el punto de vista de la técnica musical, pero el público no se mostró preparado para las innovaciones de Cherubini; el trabajo era, efectivamente, más frío que las otras obras, así es* que en la primera representación, que tuvo lugar en París en 1788, no tuvo éxito. Bastante bien acogida y frecuentemente representada fue la obra Démophon de Johann Christoph Vogel (1756-1788), compuesta sobre un libreto de Desriaux (extraído también del de Metastasio) y representada en la ópera de París en 1789, después de la muerte del autor.