Del Rey abajo, Ninguno, Francisco Rojas Zorrilla

Comedia dramática en tres actos, en verso, del dra­maturgo español Francisco Rojas Zorrilla (1607-1648), conocida también con los tí­tulos de García del Castañar y El labrador más honrado. El argumento, encuadrado aproximadamente en la historia española del siglo XIV, trae a escena el conflicto en­tre el sentimiento del honor y el de la fidelidad ilimitada a la monarquía, que tan­tas veces ha sido tratado en el teatro del Siglo de Oro, desde Lope de Vega a Tirso de Molina.

García del Castañar, un campe­sino rico, que en realidad es un gentilhom­bre, voluntariamente desterrado como con­secuencia de la rebelión de su padre, tiene una mujer bellísima, Blanca, también falsa campesina, porque, aunque ella no lo sabe, por sus venas corre sangre azul. El rey (Al­fonso XI) va de incógnito, con un peque­ño séquito de cortesanos, a visitar a Gar­cía, que le ha provisto generosamente de dinero, armas y hombres para luchar contra los moros: García es advertido por un ami­go de la llegada del rey, que llevará «una banda roja». Pero por el camino, el rey quiere premiar a don Mendo por sus servi­cios y le pone su banda. García, fingiendo no conocerle invita a comer a los huéspedes a los que sirve Blanca. Don Mendo se ena­mora de la joven y por la noche, sabien­do que García está de caza, vuelve a la casa. Pero García, temiendo la emboscada, vuelve a tiempo para ver la llegada de don Mendo, que él, gracias al cambio de la ban­da, cree que es el rey, y por eso lo deja ir a salvo.

Convencido de que Blanca le ha traicionado con el rey, García, que no puede vengarse con él, por su severo con­cepto de los deberes de súbdito, decide res­catar su honor matando a la esposa ino­cente. Blanca logra, sin embargo, huir, yen­do a dar a la Corte, donde la busca García para lavar su honor. El encuentro con el rey, aclara el equívoco: García mata a don Mendo, y la comedia termina con una dra­mática revelación: García es un gentilhom­bre; esta cualidad le salva de sufrir las consecuencias de su acción, y la lealtad de súbdito le obtiene del rey el perdón por las culpas paternas. El natural desarrollo de la acción, la eficacia del diálogo que no encuentra obstáculos en el verso y la in­dividuación concreta de los caracteres, ha­cen del drama una de las obras maestras del teatro español.

A. R. Poli