Del Diario Campesino, Gleb Ivanovic

[Iz derevenskago dnevnika]. Novela del escritor ruso Gleb Ivanovic Uspenskij (1840-1902), publicada en 1878. El libro consta de una serie de episodios y cuadritos de la vida campesina unidos por el hilo conductor de varios personajes: tipos de acusado relieve que compendian el interés humano y artís­tico de la obra y algunos de los cuales se han hecho célebres en la literatura rusa. Como el tipo del «nuevo señor», el cual, al enriquecerse, empieza a vestir bien, a ir en coche, y quiere vivir con esplendidez y «no como campesino». Pero el campesino continúa siéndolo, y además continúa sien­do ruso, empieza por aburrirse a cada nue­vo placer que el dinero le ofrece, y se en­trega a orgías desenfrenadas. Para Uspens­kij este ejemplo es característico porque toda transformación de los campesinos en ricos propietarios lleva consigo una fatal evolución. Según el autor, el avance de la nueva civilización mecánica y capitalista destruirán fatalmente el viejo mundo pa­triarcal y honrado de la comunidad («mir») primitiva, mundo rico de una poesía muy suya y particularísima.

Después de haber descrito en varios episodios el abismo de incomprensión que separa a los terratenientes de los campesinos y la completa y ad­mirada sumisión de éstos ante cualquier orden que venga de «arriba», Uspenskij traza un vasto cuadro de la extraordina­ria ignorancia que reina en el campo. Los raros maestros que ejercen allí son, en ge­neral, gentes fracasadas que han sido re­chazadas de las grandes ciudades, gentes capaces de abrir una taberna en el mismo edificio de la escuela; los diarios no llegan o no son leídos, y la medicina está repre­sentada por lo general por hechiceras y por un libro, que mediante 82 hierbas en­seña a curar todas las enfermedades, a pre­venir las desgracias y a tener suerte en amor. En su Diario, Uspenskij pone al des­nudo las dos grandes llagas que asolaron la Rusia zarista: la ignorancia y el alco­holismo. Su prosa carece de refinamientos artísticos porque él mismo dice que con sus libros se propone hacer obras verdade­ramente útiles a la sociedad, escribiendo, por lo tanto, sobre una realidad que puede ser mejorada, y no producciones elegantes de hermoso estilo.

G. Kraisky