Así suele concisamente llamarse a la Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar Océano, de Antonio de Herrera y Tordesillas (15499-1625), nombrado en 1596 cronista de Indias. Don R. Altamira ha subrayado el interés de la mención en el título de «los castellanos» — en el sentido, indudable, de españoles en general—, como revelador de su moderno concepto del sujeto de la Historia, que para Herrera era colectivo y no monopolizado por el soberano de la nación. Son las «Décadas» el primer conjunto bien distribuido y equilibrado que de la historia de Indias se hizo. Tuvo para ello el autor copiosos recursos, habiéndosele dado libre acceso a los papeles de oficinas y archivos; no sólo le procuró tal licencia numerosos documentos, sino las obras de los anteriores cronistas, inéditas entonces en su mayor parte, lo que le permitía entrar a saco en su contenido, añadir, quitar, resumir, todo lo cual hizo sin más indicación de la procedencia de sus noticias que una vaga mención colectiva de autores alegados. Y no puede olvidarse que entre aquel fondo copiosamente utilizado se hallaban historias tan importantes como las de Las Casas, Oviedo (en gran parte), Bernal Díaz, Cervantes de Salazar, Cieza…, y que hubo libro, como la Geografía y descripción universal de las Indias, de López de Velasco, que fue trasladado íntegro.
Frente a tan reprobable improbidad, que ha ido haciéndose patente al publicarse los originales saqueados, muestra Herrera notables dotes, logrando aunar tantos materiales y ofrecer una obra tan bien trabada como colmada de datos. Demasiado colmada, sin duda, pues en cuadro de tan gigantescas dimensiones huelgan los detalles minuciosos y se desea más apreciación de conjunto. Tampoco el orden de anales a que se ajusta, insustituibles para los sucesos breves, se aviene con la reseña de largas empresas, como las conquistas de México, Perú, etc., que resulta oscuro interrumpir con otras noticias coetáneas. Pero, con todo, es ésta una gran historia, la mejor de las varias que compuso. No se hallan en ella, como en otras, pruebas de falsedad dictadas por el interés personal. Las fuentes están diestramente utilizadas, contrastando las del mismo asunto y añadiendo él datos de interés. Usó mucho de Las Casas, pero se desentendió del machaqueo de sus lamentaciones. Como escritor, es poco dado a la retórica, caracterizándose por su claridad, naturalidad y no forzada concisión. La obra, formada por ocho décadas o series de 10 libros, abraza los años 1492-1554, y se imprimió en 1601- 1615.
B. Sánchez Alonso