De las Cosas Memorables, Francesco Petrarca

[Rerum memorandarum libri IV]. Tratado histórico-didáctico de Francesco Petrarca (1304- 1374), comenzado en 1344 y no terminado; los libros Factorum et dictorum memorabilium de Valerio Máximo, ofrecieron el mo­delo a Petrarca, a quien tuvo que agradarle la idea de una obra realizada según un esquema similar que le permitía hacer alar­de de su varia erudición histórica, única en su tiempo, y de dar de este modo una enseñanza moral a los lectores. Con este fin preparó un plan bastante artificioso, se­gún el cual su obra se inicia con el elogio dl ocio, entendido en su acepción clásica, es decir, del reposo del alma en los nobles estudios, y pasa luego a tratar de las varias virtudes, empezando por la prudencia, en la que distingue diversos aspectos, la me­moria del pasado, la providencia del pre­sente y la previdencia del futuro.

Los ejem­plos abundan, y generalmente están distri­buidos en grupos compuestos por un ro­mano, un personaje de algún otro pueblo antiguo y otro de tiempos más recientes, de manera que, hablando del ocio, el es­critor recuerda a hombres antiguos y mo­dernos que lo amaron, a los dos Escipiones, Cicerón, Epaminondas, Aquiles, Sócrates, Roberto d’Anjou, y según el mismo método da ejemplos de estudio y de doctrina y de las varias calidades que componen la pru­dencia. Ello da a la obra una fisonomía más medieval que la de la otra obra his­tórica de Petrarca, De los hombres ilustres (véase); pero en su esquema moralista y enciclopédico el autor tiene ocasión de ha­cer sentir su amor hacia esa antigüedad que él descubrió y, a menudo, de narrar con habilidad anécdotas, que nos interesan es­pecialmente cuando se trata de personajes de su época.

Y alta y solemne resuena casi en el mismo comienzo de la obra la voz de la conciencia humanista del poeta, que, or­gulloso de su obra de restaurador de la antigüedad, juzga severamente a las ge­neraciones que la olvidaron o descuidaron: «Yo, puesto casi en el límite de dos pue­blos, y mirando al mismo tiempo lo que hay detrás de mí y lo que llegará en el futuro, quise transmitir a los venideros este juicio que no heredé de mis mayores», pa­labras memorables que señalan el comienzo de una nueva edad, el Renacimiento.

M. Fubini